— Tienes que decírmelo. — Alba era un amor de mujer, excepto cuando presentía que sus hijos no andaban en buenos pasos. Habían pasado tres días desde la boda de Alessandro y Gaia, y justo en aquel momento todos estaban en una excursión de buceo liderada por el más pequeño de sus hijos.
— Mamá, preferiría investigar un poco más.