En ese momento deseó que su cabello fuera más largo que de costumbre. Todos los estudiantes de ese pasillo concurrido se le quede tonto viendo la pequeña marca roja que tenía en una de sus mejillas. Apretó la correa de su mochila bajando la mirada y caminado un poco más rápido hacia su siguiente clase.
Ese fin de semana fue el peor de todos, en una parte, porque no había respondido ninguna de las llamadas de Nathan y tampoco los mensajes. Su mejor amigo Carlos no había podido ir a su casa en esos días porque su padre se lo había prohibido y él no tenía ganas de nada.
Lo último que le había dicho su padre era que tenía que ir a casa después que saliera de la escuela y así serían todos los días. Se detuvo un momento cuando vi
Y ahí estaba Luke, sobre las piernas de Nathan comiendo... lo que ya todos sabemos como si fuera lo único bueno de su vida, y Nathan no hacía nada para impedir que lo siguiera haciendo.Además, debían de aprovechar esas pocas horas que ambos tenían juntos ese día antes de que su cuento acabara una vez más por las cosas de la vida.— Te extrañé mucho, pequeño —murmuró Nathan, sobre su cuello quitando los botones de la camisa escolar que traía puesto el niño.— Espero que algún día me dejes de decir pequeño y niño —bufó, entrando un chocolate a la boca.— Nada de eso, para mí siempre serás peque&nti
En ese momento deseó con todas sus fuerzas tener la mente de alguno de sus sobrinos para no olvidar las cosas que pasaban a su alrededor. Se le había pasado rotundamente que sus padres irían a casa ese día por algo sobre la empresa que querían tener juntos.Por suerte sus pantalones estaban cerca y rápidamente se los puso con vergüenza pintando su rostro de chico malo. Tenía toda la vergüenza acumulada en su rostro y más porque su padre lo había encontrado desnudo en plena sala con un niño el cual parecía menor de dieciséis.En cambio el rostro de Luke estaba más rojo que de costumbre, lo habían pillado en la casa de alguien con el cual acababa de tener sexo en plena sala. Como pudo, se sentó en el sofá mirando con el rostro apenado al se&nt
Después de ese bochornoso encuentro con Harry, todos estaban escaneándolo de pies a cabeza como si ahora fuera el centro de atención. Y es que lo era. Ahora estaban todos en la sala viendo a la pequeña persona que estaba entre el sillón individual de ese lugar siendo víctima de las miradas acusadoras de los pequeños Jackson.— Eres muy lindo para estar con mi hermano ¿Seguro que no te está obligando a nada? —preguntó Edward, mirando de pies a cabeza a Luke con los ojos entrecerrados aun no podía creer que su hermano esté con él.— No me está obligando a nada —susurró, nervioso.— Yo creo que sí. El pobre chico está temblando y no es por el frío —se burl&oac