Los efectos de su celo estaban pasando, ya todos sus sentidos estaban bien por lo que ya podía distinguir mejor todo lo que había a su alrededor. No se había movido de su lugar, ni aun cuando un plato de comida fue colocado frente a él.
Se preguntaba cómo era que los gemelos tenían tantas energías a esa hora de la madrugada cuando su castigo finalizó. James se mantuvo en la misma posición en la que estaba, descansando sus pies encima de la mesita en el centro de la sala.
Lucas sabía que después de ese castigo trataría de hacer las cosas bien y si quería darse placer debía de esperar o llamar a los gemelos. Tenía más de dos horas en la misma posición y su cuerpo necesitaba una cama para caer de bruces contra el suelo.
Un mes completo había pasado desde que los gemelos habían decidido hacer aún lado a Lucas. Ya no había nada que hacer. Se mantenía al margen de todos en la escuela y más aún después de que su padre había logrado su cometido. No había nada más que hacer, su vientre se notaba cada día más.Era inevitable no pensar que su embarazo sería súper corto, por lo que trataba de mantenerlo en secreto mientras terminaba los últimos días en la escuela. Su estado de ánimo estaba por los suelos, temía que algo malo le pasara a su hijo.Ya algunos estudiantes lo veían raro cuando salía del aula para vomitar. Tenía su cabeza apoyada contra la mesa jugando con la comida que daban en el lugar. Los chicos e incluso su hermano est
Lucas se despidió de sus hermanos con una sonrisa triste y entró al vestíbulo del edificio. No tuvo que ir hacia la recepcionista para que le permitiera el paso al lugar. Estaba realmente nervioso porque su padre estaría sobre él en poco tiempo. Les rogaba a los dioses que no se enteraran de donde estaba viviendo a partir de ese día.Debía de agradecerle a Edward en un futuro, si volvían a encontrarse por darle esa llave sin que se diera cuenta, ahora que estaba de prófugo podría estar más tranquilo por un tiempo. Todo en el departamento era diferente.Algunos muebles fueron reemplazados por unos un poco hogareños, también la cocina estaba diferente en todos los sentidos de la palabra y más aún con las nuevas losas del lugar. Muchas cosas pasaron en esos meses que Lucas se había quedado a vivir en casa de los Jackson-Hamilton.Los gemelos llevaban más de tres meses fuera del país, por lo que no se había topado con ellos. Sus hermanos, estaban viviendo en una pequeña casa que pudieron comprar, gracias al dinero que su madre les dejó antes de morir, y también el que su padre invirtió en un paraíso fiscal.Su padre, fue encontrado muerto al día siguiente que Lucas huyó como alma que lleva el diablo, esa misma noche los compradores decidieron contársela y matarlo.Liam en poco tiempo descubrió donde estaba el laboratorio donde se llevarían a cabo los experimentos y lo destruyó con todos dentro del lugar. Ya esa parte era una historia que Nuestro pequeño secreto (Libro 6: Amores Obsesivos) Capítulo 19.
El tiempo que los gemelos pasaron fuera del país resolviendo algunas cosas que les hacía falta para poner en orden su mandato.El contacto con sus padres era casi nulo, por lo que cada día deseaban que todo acabase y volver a Londres con ellos. El dinero que le habían prometido a Lucas seguía llegado sin ningún problema, a decir verdad, no era algo complicado el darle al chico algo que ellos mismos habían prometido mientras su trato siguiera en pie.Liam, su padre, no les comentó absolutamente nada sobre que el padre del chico había sido asesinado unas semanas después de que ellos habían saldo del país, y con eso, el laboratorio había sido destruido con todo los proveedores que deseaban capturar a los chicos que alguna vez fueron sus experimentos.
Tocó la cama buscando a alguno de sus hijos y lo único que pudo sentir fue el frío de la cama. Frunció el ceño y se puso de pie de golpe, no veía a ninguno de los dos por ningún sitio. La habitación estaba tan silenciosa que hasta miedo le dio.El lugar estaba como si nunca hubiese estado alguien allí dentro, a parte de él. Se preguntó así mismo cuánto había dormido. Fue al baño e hizo sus necesidades como siempre. Se arregló el camisón saliendo de habitación, su cola sobresalía de la prenda, ya que la movía de un lado a otro. No escuchaba absolutamente nada en toda la casa. Se rascó la nuca y murmuró unas cuantas cosas, no entendía que estaba pasando.— Lucas —llamó James detrá