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Capítulo 3

Dixon me colgó furioso.

Yo deslicé mi teléfono en mi cartera y estaba a punto de irme cuando vi a la persona con quien menos quería toparme.

Era Gwen Worth.

La mujer que Dixon amaba con todo su corazón.

Estábamos paradas cara a cara. Le di una pequeña sonrisa y estaba a punto de pasar por delante de ella cuando me dijo suavemente, “¿Eres la Sra. Gregg?”.

Me detuve y la miré a través del rabillo de mis ojos. “¿Qué ocurre?”.

“¿Eres tan feliz como la Sra. Gregg?”.

Gwen Worth me estaba retando. Me voltee hacia ella para evaluarla. Sus características eran exquisitas. Ella tenía una capa de maquillaje sutil pero sus labios estaban cubiertos de un rojo brillante. Era un invierno helado, pero llevaba puesto un vestido rosado, grisáceo y delgado y también llevaba un abrigo blanco encima del mismo.

Era en efecto muy hermosa. Con razón a Dixón le gustaba ella.

Mi rival romántica estaba justo en frente de mí y yo estaba celosa. Quise ignorarla, pero ella me ridiculizó, diciendo, “¿Puedes sentirte relajada en la posición que me robaste? ¿Te ama Dixon? ¿Él susurrara palabras de amor a tus oídos? ¿Él cocinará para ti? ¿Te traerá regalos durante las fiestas? No. ¡Dixon no hará nada de eso por ti! Caroline Shaw, solo has ocupado forzosamente la posición de Sra. Gregg porque eres la Directora Ejecutiva de la Corporación Shaw”.

Las palabras de Gwen me golpearon justo en el corazón. Todas las cosas que dijo fueron cosas que Dixon le había hecho a ella. Estaría mintiendo si dijese que no estaba celosa. Pero, ¿Cuál era el punto de estar celosa ahora?

Ni siquiera podía continuar con mi posición como Sra. Gregg.

Sonreí indiferentemente y le dije suavemente, pero con fuerza, “Entonces, ¿Qué hay de ti? Te di la oportunidad hace tres años. Estés convencida o no, yo, Caroline Shaw, soy Sra. Gregg ahora. Además, tienes razón, usé mi título como la Directora Ejecutiva de la Corporación Shaw para forzar la mano de Dixon mientras que tu…”.

Nunca maneje bien ser intimidada.

Nunca ofendería a otros si no me ofenden pero si me ofenden, yo definitivamente los haría pagar por ello.

Sin embargo, le permití a Dixon Gregg que me humillara por tres años.

Sonreí amargamente, diciendo, “Soy rica y puedo darle a la Familia Gregg suficiente dinero. ¿Qué hay de ti? No tienes nada. No tienes ningún poder o habilidad. ¿Puedes convertirte en la Sra. Gregg?”.

Gwen palideció cuando escuchó eso. Las lágrimas llenaron sus ojos y parecía extremadamente lamentable. Cualquier hombre sentía simpatía por ella.

La miré y le dije fríamente, “No finjas ser miserable frente a mí, Dixon puede que te lo crea, pero yo no”.

Gwen fue empujada a espaldas de alguien justo luego de decir eso. Dixon la mantuvo sana y salva detrás de sus amplios hombros. Su abrigo negro lo hacía ver aún más frio y distante.

Me miró fríamente.

Dixon frunció y su postura era defensiva, como si tuviese miedo de que yo intimidará a Gwen.

Él debió haber escuchado lo que le había dicho hace un momento. Sin embargo, Dixon no era una persona que se molestaría rápidamente. Él entrecerró sus ojos y me habló con indiferencia, “¿Qué estás haciendo aquí?”.

“Me estaba viendo con un amigo. ¿Qué hay de ti?”. Miré a Gwen detrás de él y lo provoqué, “¿Estás viéndote con tu antiguo amor a mis espaldas?”.

Cuando Dixon me oyó referirme a Gwen como su antiguo amor, su expresión se oscureció. Me dio una orden directa, diciendo, “Regresa a la villa y espera por mí. Iré a casa a cenar esta noche”.

Sus palabras sonaron extrañas. Era como si regresar a casa fuera un gran regalo para mí.

¿Realmente era tan lamentable?

Además, estábamos frente a su ex.

Burlándome de mí misma, dije, “Iré a casa. Pero, permíteme recordarte algo, puede que no me preocupe por su existencia, pero tu padre no la va a aceptar”.

Dixon se detuvo. Gwen dio un paso al frente de él y agarró mi muñeca. Ella fingió ser lamentable mientras trataba de explicarme, “Sra. Shaw, por favor, no se equivoque…”.

No estaba acostumbrada a que otros me tocaran y arrojé su mano inconscientemente. Dixon subconscientemente pensó que la iba a golpear. La alejó y la envolvió con sus brazos alrededor de ella.

Él era muy fuerte y porque fui sorprendida sin darme cuenta, me caí. Mi cara golpeó el frío y duro suelo fuertemente.

Miré hacia arriba conmocionada para ver a Dixon acariciando la cabeza de Gwen. La consoló suavemente, “Está bien, Gwen”.

“Está bien, Gwen…”.

¿Le había sucedido algo?

Había un dolor ardiente en mi rostro. Puse mi mano contra el área adolorida y de repente empecé a reírme.

Me reía de lo estúpida que yo era y me reí aún mucho más de cuan ilusa fui.

Dixon me vio reírme y me preguntó fríamente, “¿De qué te estás riendo?”.

Yo enuncié cada palabra con claridad mientras decía, “Dixon, estoy herida”.

Hable suave y gentilmente. Dixon se detuvo y se giró para pedirle a su asistente que me llevara al hospital antes de irse con Gwen.

El asistente de Dixon me ayudó y quiso enviarme al hospital.

Lo rechacé y conduje hacia la villa. Llené la tina y tomé un baño caliente.

Mi cara latió de dolor, pero mi corazón estaba entumecido. Incluso use mis uñas afiladas para rascarme la brutal herida.

Entre mejor la trataba a ella, más patética me veía.

Cerré mis ojos. Luego, me levanté y escribí nuestro acuerdo de divorcio. Firme con mi nombre sobre el cuidadosamente y coloqué el documento en la gaveta.

Pensé en la situación por un momento antes de entrar a la cocina a preparar la comida. Luego de limpiar, espere a Dixon en la sala de estar.

Él dijo que regresaría a casa esta noche.

Dixon era un hombre que cumplía sus promesas.

Había sonidos en la puerta a las tres de la mañana. Giré mi cabeza lentamente para ver la puerta. Era tarde y estaba oscuro. Dixon encendió las luces y cuando él me vio sentada en el sofá, estaba sorprendido. Él me preguntó, “¿No has dormido aún?”.

Tome su abrigo. Aún tenía copos de nieve encima. Incluso se sentía la leve esencia de Gwen de cuando él la había abrazado más temprano en el día.

“Dixon, No he cenado aún”.

Nunca había estado molesta con él sin importar cuanto me intimidaba. Siempre lo llamé “Dixon” suavemente porque no podría soportar decirle algo al Dixon Gregg quien había sido tan cálido y gentil hace ya mucho tiempo.

Aunque él no había sido ese Dixon por un largo tiempo ahora.

Dixon se quedó parado y me miró intensamente. Después de una larga pausa, él me dijo con suavidad, “¡Caroline Shaw, te has estado comportando extraña desde ayer!”.

“Dixon, tengo algo que decirte”.
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Daiellas Martinez
¡muy bien!
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