¿Cuántas oportunidades se le debe dar a un hombre para que la embarre? Creo que no las mismas cantidades de oportunidades que debe darse una misma, siempre hay que elegirse una misma por encima de ellos, es lo que siempre me han dicho mi mamá y mi abuela, por eso a cada hombre con el que me involucro le doy tan solo una oportunidad, y si lo hace bien pues puede que le de una segunda y una tercera, y si me hace conseguir el gran “O” pues, tal vez tenga una cuarta, aunque les confieso que creo que no ha habido alguno que llegue a una cuarta oportunidad, para que les miento, yo no repito pantalones, mucho menos hombres.
Nunca he conocido un hombre tan interesante como para que exista algo más que sexo entre nosotros, y puede que muchos idiotas me llamen ramera, prostituta o cualquiera, a mi no me importa, si ellos pueden acostarse con la que les plazca ¿Por qué nosotras no podemos? Ah si, se me olvidada, porque ellos son hombres y pueden.
Bueno, en pocas palabras, que el tener un pene te permite muchas libertades. Yo no tengo un pene, claro, pero me permito todas las libertades que se me pegue la gana, por eso soy Afrodita Greek, hija única de la gran diseñadora internacional Eva Greek y nieta de la multi galardonada y ultra millonaria y también diseñadora de modas Sonya Greek. Vale, que lo de ser diseñadora va en la familia, mi bisabuela también lo era, aunque un poco más conservadora y menos loca que mi abuela y mi mamá, yo también pude haber sido diseñadora si me hubiese ido bien con los bocetos, pero no, lo mío es comunicar, llegar a la gente, expresarme a través de las palabras, por eso me gradué de relacionista pública, y ahora voy por una maestría en relaciones internacionales, para ser la vocera de la marca de mi familia debo estar hasta el tope dice mi abuela.
Los hombres con los que he estado me describen como una mujer hermosa y sensual, pura pasión y fuego, belleza y encanto, deseo y poder, de alma libre y rebelde, que no necesita a los hombres porque los hombres la necesitan más a ella. Mi madre y mi abuela por otro lado me describen como una mujer elocuente e hipnotizante, seductora, empoderada e imponente, de carácter fuerte e indomable, y puede que en efecto si sea todo eso, pero a veces pienso que se proyectan y se describen más a sí mismas que a mi, por eso a veces me doy la libertad de escuchar a la voz de mi consciencia, mi Pepe grillo y mi compañero de tesis, Ares Daniels, pues él me repite constantemente que debo encontrar la manera de describirme a mi misma. Siempre han sido los demás quienes me han etiquetado o me han descrito, eso es lo que siempre me dice Ares desde que lo conocí hace apenas dos años, nos conocimos al comenzar la maestría, y vaya que ha sido una experiencia, es el único hombre que no ha sucumbido a mis encantamientos. A veces creo que Ares se equivocó de profesión, me parece que el muy idiota debió haber sido psicoanalista, aunque pensándolo bien, es muy sexy para ser psicoanalista. No puedo evitar sentir que me palpita cada rincón del cuerpo cada vez que lo veo, pero es Ares, es inmune a mi.
Eso me recuerda aquella vez que estuve con este cantante pop ¿Cuál era su nombre? Ah ya, Martín Scotch, este chico después de haber tenido un increíble maratón sexual, quiso describirme como un poema y bueno, me despedí de él sin más que un adiós, para él fue un poco chocante mi actitud, si mal no recuerdo este chico al despedirse me llamó “diosa de espuma” alegaba que aparezco y desaparezco tan rápido como una ola de espuma, que los golpea y se va sin dejar rastro más que el recuerdo y su perfume en su piel, y puede que sea así.
A mis cortos 27 años he tenido algunos tantos amantes, solo unos cuantos, los suficientes como para darme cuenta que no me he enamorado nunca de ninguno, no sé si es que han sido ellos o es que he sido yo, tampoco si es culpa de las ideas de mi madre y de mi abuela que revolotean en mi cabeza una y otra vez cada vez que un hombre se me acerca, “solo quieren acostarse contigo” es lo que repite mi madre y he llegado a creer en esa idea como si fuera propia. Yo no creo en el amor ni en enamorarme y no porque me hayan roto el corazón, o porque me hayan dejado plantada en el altar, aunque de haber sido así, sería la primera mujer de mi familia en llegar al altar, en mi familia ninguna mujer jamás a llevado el apellido de un hombre, es más, hasta donde sé solo hay mujeres en mi familia.
Y hablando de mi madre, ella es la “súper mamá” ella me crió con la idea de que el amor es sólo un estorbo en la vida de una mujer, ella y mi abuela siempre dicen “enamorarte de un hombre será tu perdición” y creo que de alguna manera lo he hecho mi mantra. Mi madre, Eva Greek, es una mujer de carácter fuerte e indomable cuya incalculable fortuna la heredó de su madre, mi abuela, la imponente diseñadora Sonya Greek.
Mi abuela creó su propio imperio de modas, el que antes se llamaba Greek alta costura, y que ahora gracias a la canción aquella que compuso para mi el cantante pop del que les hablé, ha pasado a llamarse “Diosa de espuma”, esa canción fue un hit en su carrera y de alguna forma en la mía. Mi abuela nunca se casó pero tuvo una hija a la que por causas secretas crió sin padre, y mi mamá, creo que repitiendo la historia de mi abue, me tuvo a mi sin haberse casado, así que también fui criada sin un padre, la única educación que he tenido han sido la de mi madre y mi abuela, ellas me han inculcado todo, siempre he sido y hasta ahora soy lo que mi madre y mi abuela esperan que sea, y para Ares eso es como no tener una vida propia. Ya veremos si él tiene la razón.
En estos momentos estoy a punto de presentar mi tesis para obtener el título de la maestría, sé perfectamente que lo haré bien, como siempre, pero hay algo que me inquieta justo en este momento tan importante, puedo ver a Ares conversando con las demás chicas del grupo y vaya que es un don Juan, es natural, es muy guapo, no hay nada extraño en eso, lo extraño es el porqué me inquieta.
¿Cuántas oportunidades se le debe dar a un hombre para que la embarre? Creo que no las mismas cantidades de oportunidades que debe darse una misma, siempre hay que elegirse una misma por encima de ellos, es lo que siempre me han dicho mi mamá y mi abuela, por eso a cada hombre con el que me involucro le doy tan solo una oportunidad, y si lo hace bien pues puede que le de una segunda y una tercera, y si me hace conseguir el gran “O” pues, tal vez tenga una cuarta, aunque les confieso que creo que no ha habido alguno que llegue a una cuarta oportunidad, para que les miento, yo no repito pantalones, mucho menos hombres.
Nunca he conocido un hombre tan interesante como para que exista algo más que sexo entre nosotros, y puede que muchos idiotas me llamen ramera, prostituta o cualquiera, a mi no me importa, si ellos pueden acostarse con la que les plazca ¿Por qué nosotras no podemos? Ah si, se me olvidada, porque ellos son hombres y pueden.
Bueno, en pocas palabras, que el tener un pene te permite muchas libertades. Yo no tengo un pene, claro, pero me permito todas las libertades que se me pegue la gana, por eso soy Afrodita Greek, hija única de la gran diseñadora internacional Eva Greek y nieta de la multi galardonada y ultra millonaria y también diseñadora de modas Sonya Greek. Vale, que lo de ser diseñadora va en la familia, mi bisabuela también lo era, aunque un poco más conservadora y menos loca que mi abuela y mi mamá, yo también pude haber sido diseñadora si me hubiese ido bien con los bocetos, pero no, lo mío es comunicar, llegar a la gente, expresarme a través de las palabras, por eso me gradué de relacionista pública, y ahora voy por una maestría en relaciones internacionales, para ser la vocera de la marca de mi familia debo estar hasta el tope dice mi abuela.
Los hombres con los que he estado me describen como una mujer hermosa y sensual, pura pasión y fuego, belleza y encanto, deseo y poder, de alma libre y rebelde, que no necesita a los hombres porque los hombres la necesitan más a ella. Mi madre y mi abuela por otro lado me describen como una mujer elocuente e hipnotizante, seductora, empoderada e imponente, de carácter fuerte e indomable, y puede que en efecto si sea todo eso, pero a veces pienso que se proyectan y se describen más a sí mismas que a mi, por eso a veces me doy la libertad de escuchar a la voz de mi consciencia, mi Pepe grillo y mi compañero de tesis, Ares Daniels, pues él me repite constantemente que debo encontrar la manera de describirme a mi misma. Siempre han sido los demás quienes me han etiquetado o me han descrito, eso es lo que siempre me dice Ares desde que lo conocí hace apenas dos años, nos conocimos al comenzar la maestría, y vaya que ha sido una experiencia, es el único hombre que no ha sucumbido a mis encantamientos. A veces creo que Ares se equivocó de profesión, me parece que el muy idiota debió haber sido psicoanalista, aunque pensándolo bien, es muy sexy para ser psicoanalista. No puedo evitar sentir que me palpita cada rincón del cuerpo cada vez que lo veo, pero es Ares, es inmune a mi.
Eso me recuerda aquella vez que estuve con este cantante pop ¿Cuál era su nombre? Ah ya, Martín Scotch, este chico después de haber tenido un increíble maratón sexual, quiso describirme como un poema y bueno, me despedí de él sin más que un adiós, para él fue un poco chocante mi actitud, si mal no recuerdo este chico al despedirse me llamó “diosa de espuma” alegaba que aparezco y desaparezco tan rápido como una ola de espuma, que los golpea y se va sin dejar rastro más que el recuerdo y su perfume en su piel, y puede que sea así.
A mis cortos 27 años he tenido algunos tantos amantes, solo unos cuantos, los suficientes como para darme cuenta que no me he enamorado nunca de ninguno, no sé si es que han sido ellos o es que he sido yo, tampoco si es culpa de las ideas de mi madre y de mi abuela que revolotean en mi cabeza una y otra vez cada vez que un hombre se me acerca, “solo quieren acostarse contigo” es lo que repite mi madre y he llegado a creer en esa idea como si fuera propia. Yo no creo en el amor ni en enamorarme y no porque me hayan roto el corazón, o porque me hayan dejado plantada en el altar, aunque de haber sido así, sería la primera mujer de mi familia en llegar al altar, en mi familia ninguna mujer jamás a llevado el apellido de un hombre, es más, hasta donde sé solo hay mujeres en mi familia.
Y hablando de mi madre, ella es la “súper mamá” ella me crió con la idea de que el amor es sólo un estorbo en la vida de una mujer, ella y mi abuela siempre dicen “enamorarte de un hombre será tu perdición” y creo que de alguna manera lo he hecho mi mantra. Mi madre, Eva Greek, es una mujer de carácter fuerte e indomable cuya incalculable fortuna la heredó de su madre, mi abuela, la imponente diseñadora Sonya Greek.
Mi abuela creó su propio imperio de modas, el que antes se llamaba Greek alta costura, y que ahora gracias a la canción aquella que compuso para mi el cantante pop del que les hablé, ha pasado a llamarse “Diosa de espuma”, esa canción fue un hit en su carrera y de alguna forma en la mía. Mi abuela nunca se casó pero tuvo una hija a la que por causas secretas crió sin padre, y mi mamá, creo que repitiendo la historia de mi abue, me tuvo a mi sin haberse casado, así que también fui criada sin un padre, la única educación que he tenido han sido la de mi madre y mi abuela, ellas me han inculcado todo, siempre he sido y hasta ahora soy lo que mi madre y mi abuela esperan que sea, y para Ares eso es como no tener una vida propia. Ya veremos si él tiene la razón.
En estos momentos estoy a punto de presentar mi tesis para obtener el título de la maestría, sé perfectamente que lo haré bien, como siempre, pero hay algo que me inquieta justo en este momento tan importante, puedo ver a Ares conversando con las demás chicas del grupo y vaya que es un don Juan, es natural, es muy guapo, no hay nada extraño en eso, lo extraño es el porqué me inquieta.
Mientras lo observo platicar con esas chicas, me llega el recuerdo del día que lo conocí hace dos años, esa tarde acababa de recibir el mejor sexo oral que me habían practicado en mucho tiempo, fue tan intenso y divino, que con tan solo pensarlo siento como mi sangre empieza a hervir y me siento húmeda, no puedo evitar pensar cómo hubiese sido ese momento si en vez de ese chico hubiese sido él. Ni siquiera sé porqué me sonrojo tan solo de pensarlo.Ese día estaba sentada en la cafetería de la facultad conversando con unas chicas que iniciaron la maestría en el mismo grupo que yo, uno de los chicos del grupo al que ya conocía, se acercó a mí con una excusa que era tan tonta que ni recuerdo exactamente de qué se trataba, es algo usual en los chicos, mi belleza los atrae hacia mi
Una semana después de ese momento en la escalera de la entrada al edificio de la facultad, Ares y yo nos volvimos a encontrar, nos sentamos nuevamente en los primeros escalones de la entrada, recuerdo que charlamos de tantas cosas, fue como si nos conocieramos de hace tiempo, hablamos de lo que sea que se nos ocurriera, y se hizo costumbre hacerlo cada semana, siempre y únicamente antes de clase. Como las clases eran únicamente una vez a la semana, durante el primer mes tan solo nos veiamos cada miércoles de la semana, y en el salón de clases nos sentamos distantes durante un tiempo, casi no hablábamos, una vez estábamos en el salón éramos dos completos desconocidos, esto hasta que el profesor de aquel módulo asignó formar grupos y Ares se acercó a mi pidiendome ser su compañera, luego de eso compartimos el escritorio cada semana.
La semana siguiente nos encontramos de nuevo en la escalera como siempre, Ares fumaba un cigarrillo, su cabello castaño bailaba con el viento, para ese entonces llevaba una larga cabellera chocolate claro que rozaba sus hombros y una barba de tres días que lo hacía ver muy sexy, ese día no iba vestido tan formal como de costumbre, tan solo vestía camiseta y jeans, y su actitud era distinta a otras ocasiones.Yo le salude con una amplia sonrisa, él tan solo dijo un solitario hola y siguió fumando su cigarrillo, no dijo una palabra más hasta que lo fumó por completo, mientras, yo lo observa también en silencio, como lo sentí extraño preferí no decir nada hasta que él decidiera decir algo que rompiera el silencio, era la primera vez que había silencio entre nosotros desde que empezamos a conv
Al día siguiente me levanté tarde y no fui al trabajo, estaba hecha un desastre, no soportaba ni tan siquiera la luz del sol, no sé qué tenían esos mojitos, me sentía tan extraña, me sentía tan mal luego de haberme sentido tan bien la noche anterior, eso es lo malo de tomar alcohol, por eso no suelo tomar, me levanté con resaca, así que después de darme un largo baño de agua fría, fui a la cocina a tomar café, al llegar mi mamá me estaba esperando con cara de inquisición, no había ido a la oficina aquel día sólo para hacerme uno de sus tantos berrinches.Ese día me había levantado con el pie izquierdo, en mi cabeza no dejaba de repetirse como en un loop la noche anterior, lo que había vivido con Mario y las palabras de Ares, necesitaba conec
En aquel momento estaba en una especie de estado mental distinto, mi madre había hecho un extraño tipo de clic en mi interior con cada una de sus palabras, nunca antes me había sentido de esa manera, acababa de tener la discusión de mi vida con mi madre, no tan solo me acababa de llamar prácticamente ramera, se atrevió a darme una bofetada delante de Ulises, cuando lo único que hice fue decirle que no había hecho nada malo con él.Nunca antes había visto a mi madre tan enojada y alterada, incluso me llamó pecadora, sin darme razones del porqué se había puesto así conmigo, ni siquiera me permitió hablar ni defenderme.Mi madre hizo el escándalo de su vida, todo el personal de la casa salió a presenciar el espect&aacut
Durante una semana estuve a solas en ese hotel sin visitas ni nada, y ni mi madre ni mi abuela se preocuparon por saber dónde estaba o qué había pasado conmigo, Ares en cambio, fue a verme en varias ocasiones pero no quise hablar con él, no quería someterlo más a mis asuntos, ya bastante había ayudado, aunque confieso que la verdad es que me dio un poco de pena no haber atendido a sus llamadas ni a sus visitas, pero necesitaba estar a solas conmigo misma por un tiempo, necesitaba saber quien era la mujer que había en medio de las ideas de mi madre y de mi abuela y lo que decía Ares Daniels o incluso los demás hombres sobre mí. ¿Acaso era yo la una o la otra? Quizás era ambas o ninguna, pero debía averiguarlo. Habían tantas cosas que necesitaba entender, era tiempo de hacer algo.Mario por
Aquella llamada lo había cambiado todo, y en ese momento no tenía ni la más mínima idea de lo que se venía para mi, en el momento que recibí la llamada de mi madre aquella noche, mi mundo se quebró para siempre, luego de haber escuchado sus palabras le colgué el teléfono, era tanto que procesar y entender, era demasiado para mi, no podía permitirle continuar, no por teléfono, no en ese momento.Luego de colgarle, me vestí y salí en un taxi dispuesta a enborracharame y tener sexo, pero mientras iba camino a la disco pensaba en todo lo que había pasado y entonces me dí cuenta de que lo que realmente necesitaba era desahogarme de una vez y por todas, necesitaba dejarlo salir y eso fue como hacer catarsis para mí, ni siquiera yo misma sabia que tenia guardadas tantas cosas dentro,
Era cierto, mediante aquella conversación con Ares Daniels había recordado sin quererlo una escena en la que mi madre discutía con un hombre en nuestra antigua casa. Durante el trayecto a casa no hice más que tratar de recordar algunas cosas más, pero estaba tan ansiosa por descifrar aquel recuerdo, que nada más logró aparecer en mi mente.Yo no sabía quién era aquel hombre o que quería, tampoco el porqué parecía estar tan molesto con mi madre y con mi abuela, no recordaba siquiera si había visto su rostro en algún momento, pero sí recordaba su voz y sus palabras, repetía una y otra vez que anularia un estúpido contrato de confidencialidad y no dejaba de hablar sobre un cheque que no quería, repetía que tan solo la quería a ella, que no necesitaba m