Era cierto, mediante aquella conversación con Ares Daniels había recordado sin quererlo una escena en la que mi madre discutía con un hombre en nuestra antigua casa. Durante el trayecto a casa no hice más que tratar de recordar algunas cosas más, pero estaba tan ansiosa por descifrar aquel recuerdo, que nada más logró aparecer en mi mente.
Yo no sabía quién era aquel hombre o que quería, tampoco el porqué parecía estar tan molesto con mi madre y con mi abuela, no recordaba siquiera si había visto su rostro en algún momento, pero sí recordaba su voz y sus palabras, repetía una y otra vez que anularia un estúpido contrato de confidencialidad y no dejaba de hablar sobre un cheque que no quería, repetía que tan solo la quería a ella, que no necesitaba m
Mi madre estuvo en cama durante casi un mes, y durante todo ese tiempo me olvidé de todo lo demás y me dediqué a cuidar de ella, casi un mes sin escuchar su voz ni ver sus ojos mirándome fijamente. Yo estaba muy enojada con ella en ese entonces, tal vez, de algún modo, hasta desilusionada, había idolatrado a mi madre por muchos años, la creía perfecta e incapaz de quebrarse, ella era mi punto de referencia, la creía intachable, sin embargo, era tan humana e imperfecta como cualquiera.Después de que ella revelara todos esos secretos y mentiras, mi madre cayó en una especie de coma o shock psicológico, según el doctor causado por la reacción de haber dejado salir tantas cosas al mismo tiempo, y según mi abuela por toda la presión a la que la sometí para que me contara to
Después de haber dejado salir todo de un tirón, de haber hecho introspección a solas conmigo misma, después de llorar tanto, me quedé dormida y no desperté hasta el día siguiente, sentí que había despertado un poco más liviana, más humana, como si me hubiese desprendido de mucho peso, como si hubiese despertado a la vida, me habían arrancado de un tirón la venda que cubría mis ojos, empezaba a ser libre.Eran demasiadas verdades en poco tiempo, después de tantos años de tan solo tener a mi madre y a mi abuela, resulta que tenía una tía, un primo y un hermano, era demasiado que procesar, a eso añadir que tenía toda una familia por encontrar, un padre al que buscar, y el hecho de que había vuelto a tener sexo con Mario, cuando yo nunca antes hab&iacu
De alguna manera me sentí liberada, renacida, tal vez empezaba a descubrirme, era la primera vez en toda mi vida que sentía que había hecho algo más que tener sexo, le había cedido el control del momento a Mario y tan sólo me dejé llevar de la pasión y las sensaciones que sentía en aquel momento, permití que todos mis sentidos se unieran y vibraran al unisono, sentí al maximo cada caricia, cada beso, cada roce, sin preocuparme de llevar las riendas de la situación como siempre había hecho.Aquel día me quedé más tiempo del planeado en casa de Mario, comimos juntos, vimos alguna que otra película, reímos juntos mientras nos tomábamos unas copas de vino, conversamos por largas horas hasta que llegó la noche, cenamos y tuvimos sexo varias veces, él me
Mi madre, se abalanzó contra mí, empezó a golpearme como loca y a gritarme todo lo que le pasaba por la mente en ese momento, yo no podía hacer más que cubrirme, no iba a golpear a mi propia madre a pesar de que me estaba agrediendo e insultando, ni siquiera porque estaba más que sorprendida por su accionar en los últimos meses. Mi abuela se quedó estupefacta, como si no reconociera a su propia hija, el señor que estaba presente trataba de quitármela de encima por todos los medios, pero ella sacaba fuerzas para golpearme y vociferar improperios, me tenía tomada por el pelo para no soltarme, la fina y educada señora Greek había perdido los estribos una vez más, sus palabras dolían más que sus golpes, parecía como si me odiara, sus palabras eran fuertes y crueles, duras, se notaba un gran desprecio hacia mi. Cuando al fin el seño
La historia de aquel hombre me dejó con más preguntas que respuestas, pero no tenía más remedio que aceptarla, pensé que al menos tenía nuevas pistas sobre mi, sobre mi familia y las piezas faltantes, tal vez lo que tenía eran nuevos acertijos que descubrir, o nuevas piezas que encajar en el rompecabezas de mi vida, no tenía nada seguro, con mi madre y con mi abuela nada quedaba por sentado.Soy tu tío, el hermano de tu padre. - Dijo él antes de que mi madre interviniera interrumpiendo sus palabras, e impidiendo que dijera algo más, mi abuela luego le hizo un gesto como de aprobación o como el de alguien que da una orden, y posteriormente él la siguió hacia fuera de la casa, dejándome a solas con mi madre, en un momento donde el silencio
Me levanté temprano al día siguiente, Ulises ya no estaba en mi cama, se había marchado unas horas antes del amanecer, pero no me importaba en lo absoluto, Ulises era el menor de mis problemas, tenía otros asuntos más importantes de los que preocuparme y atender, no podía perder más tiempo, Ulises era una distracción innecesaria, como un deseo culposo.Esa mañana salí a buscar lo que quería, estaba harta, cansada de la negación de mi madre, de sus mentiras, de sus acciones, sus golpes y maltratos, no entendía para nada su actitud hacia mí, pero no iba a perder el tiempo tratando de entenderla, lo que necesitaba era encontrar aquello que sentía dentro de mí que me hacía falta, no se puede estar completo cuando te falta algo importante, no importaba de la manera que fuera
Al salir de la oficina del detective, Elías, Ulises y yo nos quedamos a comer en un modesto restaurante, horas antes de aquella reunión, había trascendido a las revistas de sociedad y los periódicos, la noticia de que había un nuevo heredero en la familia Greek: “el joven, inteligente y apuesto Elías Greek, un joven de 23 años con un futuro prominente en el mundo de los negocios” decía el titular en letras grandes, acompañado de una foto suya, y de un extenso artículo, donde indicaban que “...la exuberante Afrodita Greek, hasta entonces única heredera de la fortuna Greek, tenía competencia...” Yo tenía mis dudas acerca de dicha f
Me quedé con el vacío que había dejado Mario al despedirse, lamentaba no poder quererlo como él me quería, pero en el corazón no se manda, el corazón quiere lo que quiere, y mi corazón no quería a Mario en lo absoluto, tal vez quería otras cosas, o a otra persona, yo no lo sabía, aún no había aprendido a escuchar mi corazón, todavía necesitaba escucharme a mí misma, debía aprender a hacer todo eso. A pesar de que mi cuerpo, mi piel y mi sexo lo deseaban, mi corazón estaba enfocado en otras cosas, yo necesitaba encontrarme a mi misma, completarme, y eso ni Mario ni nadie podía hacerlo por mi.Tomé un baño rápido, necesitaba desprender a Mario de mi piel, me vestí de prisa, me puse un hermoso vestido corto de color rojo con estampado de