El grito que escuché fue similar al de una sirena de una patrulla de policías. Estuve a pocos centímetros de caer de mi cama, ante el salto que había dado. Me senté en mi cama y pasé las palmas de mis manos por mi rostro, mientras me dedicaba a maldecir a Caleb en mi interior. Le dije que traer a Sky a nuestra casa antes de que el bebé naciera, sería mala idea.
Y ahí estaban las consecuencias de sus actos.
Los gritos de mi madre resonaban por todo el pasillo, mientras que escuchaba los pasos de mi hermano ir y venir a toda carrera por el pasillo, pidiendo ayuda.
Dejé escapar un gruñido, a la vez que salía de mi cama para buscar unos pantalones en mi armario. En mal momento se le había ocurrido a Cloud venir al mundo. Hacía tan solo veinte minutos había dejado de estudiar para el maldito examen de admisión. Hacía tal vez unos escasos cinco minutos atrás, me había dormido, para entonces ser despertado por una loca histérica.
Estaba nerviosa.Gael me invitó a dar una vuelta por el centro de Londres, y temía que algo saliera mal... realmente casi podría asegurar que algo saldría mal.¿A quién se le ocurría salir un día donde la nieve cubría el suelo por varios centímetros? Definitivamente solo a Gael.Miré a Savannah otra vez, mientras esta sacaba todos sus abrigos y bufandas de su armario entre reniegos.—¿Ese idiota ha perdido la cabeza? ¿Qué no puede soportar un día más sin verte? —gruñó una vez más mi amiga irlandesa.Lo cierto es, que hacía un mes completo que no veía a Gael; pues se había ido con sus compañeros de arquitectura a dar una gira por varios países europeos, gustos que podían darse los chicos adinerados que estudiaban en nuestra universidad. Él había insistido en que lo acompañara, pero me había rehusado completamente; siempre había sido una chica independiente, y lo menos que me
—Sí madre, en serio estoy bien. Sólo estaba cansada —le hablé a mi madre por el teléfono, mientras caminaba por mi habitación, tratando de quitarme un tacón.—¿Cómo puedes decirme que solo estabas cansada? ¡Te desmayaste, Fanny!Puse los ojos en blanco, y suspiré, sentándome en el borde de mi cama.Era normal que tuviera ese tipo de desmayos a causa del cansancio acumulado, según me lo había dicho el doctor. Dirigir la administración de mi propio hotel, no era nada fácil. Eran muchos empleados de diversas áreas, a los que debía de dar órdenes. Mi madre me había ido a visitar hoy, y justo hoy tuve que desmayarme frente a ella.—Mamá, estás exagerando.—¿Gael está contigo?—Está jugando Play station con Cloud y Ariel.Ariel... Nuestra pequeña niña pelirroja había iluminado nuestras vidas con su presencia desde hacía cuatro año
GAELThomas y yo habíamos hecho un pacto desde que éramos tan solo unos niñatos de ocho años de edad: nunca íbamos a enamorarnos, seríamos una barata imitación de Pinky y Cerebro, tratando de conquistar el mundo con nuestras propias manos.Cuando comenzamos la secundaria, nuestro pacto se fortaleció más, salíamos con chicas, sin ofrecerles una relación seria; nunca las engañamos, la verdad siempre estuvo de primero; serían nuestro ligue de una o dos noches, y aun así, ellas estaban de acuerdo. Es la vida que cualquier chico podría desear, tener sexo cuando quisiéramos, sin compromiso alguno.Admito que nuestro físico era nuestro mejor beneficio, para nadie es una mentira sobre lo sexy y caliente que soy, acepto que el idiota de Thomas también tiene lo suyo, pero, aun le hacía falta mucho en igualarme.¿A dónde pretendía llegar con todo esto?A que ah