Jake contemplaba a Selena, medio desnuda y enfurruñada en el sillón, y luego pasaba su vista hacia Lucas, totalmente empapado. Su cerebro debería estar trabajando a mil por hora buscando encontrar una respuesta a aquella situación. Tras un minuto, carraspeó incómodo, y añadió:
—Oye, Félix… Eso de jugar con una chica como me dijiste por teléfono, no iría enserio, ¿No?
—¡Claro que no! Ella es Selena… Ella es así, solo ignórala —Tras una pausa, añadió—. Por cierto, ella es la chica que sabe quién soy.
—¿¡Esa es la chica que sabe quién eres tú!? —Se mostraba impaciente en obtener todas las respuestas en segundos. Miraba a ambos jóvenes sin saber con quién hablar primero.
Selena acomodó un poco su postura, para poder observar al agente más cómodamente, mirándolo de arriba abajo analizándolo.
—Si estás pensando en preguntarme algo, no te molestes. No diré nada. —dijo evitando de raíz preguntas de su parte—. Por cierto, ¿Quién eres?
—Es un amigo
La situación en la que el joven Lucas se encontraba había puesto en máxima alerta su cuerpo y mente. Allí, rodeado de seis personas peligrosas sin nadie alrededor y en la oscuridad de la noche, ponía su integridad en graves apuros. Intentar solucionar el problema con el diálogo no era una opción, y no llevaba encima el arma que Edyl le dió, pues la había dejado en la mansión. Se sentía como un minúsculo ratón cayendo en las garras de unos gatos hambrientos. Su vida dependía de las acciones y decisiones de ellos, aunque ya tenían claras las intenciones esa noche.El primero que había hablado, frente a él y portando un largo y oxidado tuvo de acero, dio un paso hacia delante levantando el arma para golpearle en la cabeza. Intentó cubrirse con las manos, pero la violencia del golpe hizo sentir como sus huesos crujían tras impactar en sus brazos.
La entrada del verano ya comenzaba a transformar la ciudad en un inmenso horno. A parte del aumento de las temperaturas, los grandes edificios metálicos y las escasas zonas verdes, provocaban un asfixiante efecto de culo de botella que impedían sentir la más mínima brisa de aire fresco.Lucas se despertó bañado en sudor y mareado a causa de la deshidratación que su cuerpo estaba experimentando. Como pudo y sin hacer esfuerzos con su brazo izquierdo, aún escayolado tras más de un mes de regreso a casa, se incorporó y se dirigió a la ducha. Pensativo y en silencio, recordó la causa y origen de sus heridas. Aunque intentaba no pensar en ello para no verse más afectado mentalmente, esas experiencias en el que estás al borde de la muerte no son fáciles de olvidar, y el joven Lucas lo sabía.Tras meter el brazo en una bolsa de plástico para evitar que se moj