XXIX
La mesa está servida, el sonido de los cubiertos chocando contra los platos es lo único que se escucha.
Las chicas comen con gracia y delicadeza, los chicos en cambio con total bestialidad. Papá se concentra cada que come y en este momento parece el hombre más vulnerable del mundo, Verónica parece una niña tonta que mira bajo la mesa cada un minuto para revisar el teléfono.
Saco el mío con cuidado y lo coloco en silencio.
Lo dejo entre el medio de mis piernas y mando el mensaje a quien deseo, recuerdo bien el número del hombre que lleva los casos de las chicas que estudiaron en el mismo instit
XXXSiento el cuerpo liviano, y creo ver un deje de luz al final de un camino estrecho que está delante de mí. No sé si seguir por ahí o quedar estancada aquí donde estoy, inhalo profundo el aroma a regaliz que hay en todo el ambiente, las paredes se empiezan a acercar y me da pánico.Corro en la única dirección que veo disponible para escapar, llegó al final del camino y un vacío es lo que visualizo. Las paredes están por aplastarme cuando opto por saltar a aquel vacío y caer...Abro los ojos y miro alrededor, la cabeza me duele un montón y por instinto llevo las manos a ella. Tengo vendas bien sujetas,
XXXIDespierto a mitad de la madrugada y lo primero que veo es a ella, observando atenta a través de la ventana con la mirada cargada de sentimientos y paz.Rasco mi nuca porque me pica un montón debido a las vendas, antes de sentarme en la orilla de la cama y tratar de conversar.Se nota serena y resplandeciente, hermosa como siempre.— ¿Mamá?Sonríe sin girar a verme, su rostro está iluminado por la luz de la luna y su cabello rubio baila al compás del viento. Me habría gustado parecerme tan siquiera un poco a ella, para recordarla en todo moment