Abby.
—¿Azul o blanco? —le escuché preguntar mientras estaba colocando el alta voz a mi teléfono, ya que estaba manejando por la ciudad.
—Espera un segundo… —respondí haciéndome a un lado de la carretera, para conectar el cable de mi celular directo al auto—. ¿De qué hablas?
—No me regañes… —Dominic sonó más bien gracioso, pero no podía entender a qué se refería—. Estás en alta voz, y como te tomaste el día libre, no sé si elegir el azul o el blanco para las nuevas etiquetas, no quiero después ver esa mirada de desaprobación tuya…
No pude evitar llevar mi mano a la boca ante la risa que me provocó su niñería. Pero si no fuese por cosas como estas, mi vida no fuese tan divertida y tan feliz, como lo estab