- ¡Señor, disculpe! - La secretaria de Damião abrió un poco la puerta. - ¡El señor Ricardo y el delegado quieren verte!
- Envíelos, por favor.
Se volvió hacia los dos, pidiendo entrar y abriendo la puerta. Damião se levantó.
- ¡Buenos días mi hermano! - Saludó a Ricardo.
- Buenos días, siéntese aquí, por favor. - Damião señaló los sofás. - ¿Le gustaría un café?
- No gracias. Seré breve ya que tengo una cita de inmediato.
- ¿Sucedió algo? - preguntó Damião preocupado.
- De hecho, preferí venir a verlos para no levantar aún más rumores llamándolos a la comisaría. Cerramos las investigaciones y llegamos a una conclusión, o mejor dicho, no llegamos a una conclusión, se cerró como sin resolver por falta de pru
- ¡Me alegré mucho cuando accediste a cenar conmigo, Alice!- Dijiste que tenías algo muy importante que decirme, ¡por esoacepté,Ricardo!Ahora dilo.¿Qué tienes que decirme?- ¿Sigues creyendo que tuve alguna implicación en el asesinato del padre José y Alfredo?- ¡No puedo hacer ese juicio, ya que ni la policía lo entendió!- ¡Solo quiero una oportunidad, querida!-¿Chance?¿Qué es lo querealmentequieres?- ¡Yo te quiero!- ¿Como asi?- ¡Quierosalircontigo!- Necesito pensar, no lo estoy pensando en est
Alice estaba nuevamente esperando noticias de su madre en la emergencia del hospital cuando Ricardo ingresó acompañado de Joana quien llegó abrazando a su amiga.- ¡Estará bien, Alice!- ¿Querido como estas?- ¡Bueno creo!Pero el médico no me dio muchas esperanzas.- Entraré y veré qué está pasando.Ya vuelvo.Ricardo entró por la puerta de emergencia, Joana miró a Alice que parecía resignada.- No entiendo nada todavía.¿Cómo supo Ricardo que el mío estaba en el hospital?O mejor dicho, dos cosas ... ¡Cómo se juntaron ustedes dos!Alice abrió mucho los ojos como si entendiera algo.- ¡Oye!Espera, no es lo que estás pensando.
Joana seguía acostada porque era temprano y hoy se iba a trabajar después del almuerzo, empezó a sentir un dolor inusual, cuando fue a levantarse sintió algo muy extraño en la barriga, insistió en dar unos pasos, pero sus piernas parecían pesar más que barras de hierro. Así que terminó teniendo que parar.- ¡DAMIÃO! - gritó desde el dormitorio.El que estaba en la oficina corrió hacia su habitación. Abrió la puerta y miró a Joana sentada en el suelo en medio de la habitación. Fue hacia ti.- ¡Qué haces aquí, querida!- Creo que estoy de parto.- Espera, llamaré al hospital, ¡no te vayas!- Creo que es casi imposible que eso suceda.- ¿Qué?- ¡Salgo de aquí, llama pronto, por favor!Damião fue a su oficina, llamó directamente al médico y
- ¿Cómo estás?- Muy feliz y emocionado, después de que mi mano estuvo bien parece que todo está funcionando.- ¡Te lo mereces, Alice!- ¡También te mereces todo lo que tienes!- Damião es un hombre perfecto.- ¡Eres una amiga perfecta, Joana!- Parada. Si continúas, empezaré a llorar antes de que entres a la iglesia.- Déjame darle un beso a mi princesita antes de ir a la iglesia.- Llamaré a Damião para que nos lleve. Tómatelo un poquito. ¡Ah! No lo sacudas, amamantó hace un rato, si quieres casarte, ten cuidado. - Joana salió riendo.- Seré cuidadoso.Alice tomó una toalla y la colocó sobre su vestido. Damião y Joana llegaron para llevarla a la iglesia. Ricardo esperaba ansiosamente su llegada y no dejaba de mirar su reloj. Damião llegó al lado de su hermano.