La ida y venida a las clases de artes y oficios en el último año, mantenía mi mente entretenida. Papá había aceptado rentarme una pequeña casa cerca del instituto, yo cubría algunos gastos realizando dulces y para mi mayor tranquilidad tenía a Emanuel conmigo, había rogado que sus últimos dos años de estudio fuesen conmigo en Barcelona y lo había conseguido, así que papá estaba solo con sus recuerdos en San José y los fines de semanas, muchas veces desde los viernes llegaba a esta casa y otras íbamos nosotros allá.
Gary se había graduado hacía algunos meses y ya tenía empleo en el Puerto, estaba muy comprometido con su profesión, a él no lo veía mucho aunque si a Mira, pasaba por la casa grande todas las semanas
Luego de aquel día, Emanuel se comportaba diferente, se levantaba y seguía su rutina de colaborar en la casa, luego comíamos, pero hasta cuando masticaba era diferente, yo no quise tocarle el tema por temor de que insistiera en visitar al abuelo.Ciertamente Diego era contador, se había graduado allá de una manera veloz, hasta para no creerlo, pero lo más increíble era la profundidad en la mirada de Emanuel.-¿Papá vendrá mañana? –Me preguntó mirándome a los ojos mientras mordía un jamón enrollado en su mano.-Creo que sí, va a sorprenderse de ver a Diego.-See.-Fue un sonido muy feo-¿Qué te pasa con tu hermano Emanuel?-A mi nada.-Movía la cabeza y hombros.-Entonces que de tu grito.-Nada, nada María. Tengo que irme.-Se levantó.-Y espero que no le cuentes a papá
Habían pasado ya dos horas desde que llegáramos, el abuelo había entrado dando órdenes a la clínica, ahí nadie pareció extrañarlo, tenían cinco años que no lo veían y obedecieron inmediatamente, la prioridad, Emanuel, quien fue entubado, reanimado y llevado adentro de manera vertiginosa, nosotros afuera sólo llorábamos sin poder hacer nada. A Lola la atendieron casi al mismo tiempo pero toda la atención siempre estaba centrada en él.Dios no te lo lleves, papá perdónanos por no obedecerte, mamá déjalo junto a mí, lo necesito, es mi compañero, perdón dios, perdón, no debimos ir a esa casa.Me dolían las sienes y los ojos, todo mi cuerpo estaba lleno de sangre mi cabello, mis manos, mis pensamientos eran ráfagas de terror al revivir el momento horrible en que escuchara el disparo y mirar a mi
Cinco minutos más tarde, con pasos largos y hombros danzarines apareció el señor Aníbal, estaba ansiosa por entrar a ver a mi hermano, así que no pude evitar estar feliz de verle, él traía la mirada opaca, nada que ver con la actitud de horas atrás, pero cuando vio que yo le sonreía trató de sonreír también.-Veo que ya está todo solucionado.-Me dijo metiendo sus manos en los bolsillos y esquivando mis ojos.-Sí, Gary resultó de gran ayuda, pero fue el abuelo quien terminó por enderezarlo todo.-¿En serio? –Levantó las cejas, aún miraba hacia abajo, no mi rostro.-Sí, ha puesto en su lugar a los policías y a la abuela.-Me detuve, era yo una parlanchina.-El abuelo me dijo que entraríamos a ver a mi hermano.-Sí, vamos ya.-Tocó mi codo con mucho cuidado y enderezó su paso
Cada dos horas podíamos ver a Emanuel por cortos lapsos de tiempo, lo habían pasado a una habitación en el mismo piso con todas las comodidades, papá lució angustiado durante el traslado porque Emanuel estaba pálido, Diego ayudo a las enfermeras a pasarlo a su nueva cama y luego arregló sus cobijas, si bien era cierto que mejoraba, no estaba nada bien. Nilvia y Antonio se marcharon al anochecer junto con el resto del grupo y al siguiente solo quedo arreglarlo todo para nuestro regreso a casa, el cual me parecía apresurado y cuando el señor Aníbal fue a revisarlo, estando solo los tres le pregunté: -¿Señor Aníbal, cree que Emanuel esté en condiciones de regresar a casa? Luce muy pálido aún. Emanuel lo miraba con atenci&oa