—Iván… mi amor, no le creas.
Horacio y yo terminamos hace mucho. ¡Me quieren fregar!
Sara soltó una carcajada helada. Metió la mano en su bolsa y sacó un bonche de fotos.
Puras fotos de Siena y Horacio, muy juntitos y acaramelados.
Incluso había pruebas de que se habían visto apenas unos días antes.
—¡Iván! ¡Iván, por favor, escúchame!
—Siena intentó seguir con su teatro,
pero mi madre, con una fuerza que no sabía que tenía, le cruzó la cara de una bofetada que la hizo tambalearse y caer al suelo.
8
Los días que siguieron fueron un infierno para Siena. No pegaba ojo.
Escondió el collar, pero ya era tarde. Iván le aplicó la ley del hielo.
Hasta intentó "conquistarlo por el estómago", cocinándole su comida favorita para disculparse, pero él ni siquiera volvió a casa a cenar esa noche.
Cuando la policía le confirmó a Iván que en mi vientre encontraron un bebé ya formado, de casi dos meses... ese día, Iván se rompió.
Lloró y gritó como un animal herido por toda la estación, golpeando el su