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Capítulo dos

It's not like I make the choice
to let my mind stay so fucking messy.
 Chester Bennington

Dos años después.

A U T U M N

Mi nombre apesta y lo supe desde que empecé a vivir. Incluso North West es un nombre mejor que Autumn Summers.

Lo único bueno fue que no me molestaron por eso. Bueno, no me acosaron en absoluto desde que me convertí en Abeja Reina. Goberné la escuela como a la palma de mi mano. Nadie se atrevió a molestarme. Ni por mi nombre o por lo jodida que estaba mi familia

Mi padre, Thornton Summers, es un guapo hijo de la mala vida. Todos, desde los escritores de revistas financieras, hasta las mamás de mis amigos, lo sabían. Con ojos azul celeste y cabello oscuro, podría pasar como modelo.

Es un gran hombre de negocios y siempre tomó la decisión correcta para mantener vivo su imperio empresarial. Sin embargo, no fue un gran padre. Pasó la mayor parte de su tiempo en el trabajo; tan ocupado construyendo su imperio que descuidó a su familia.

Se casó con mi madre, Ava Smith, no porque se enamorara locamente de ella, sino porque mi hermano mayor, Steven, estaba en su vientre.

Sí, fue un caso de matrimonio por accidente, o lo que nos gusta llamar: un MPA . No había amor, pero definitivamente sintieron una fuerte atracción hacía mucho tiempo, o de lo contrario no estaría hoy aquí.

Lo triste fue que la atracción, o lo que sea, desapareció, dejando nada más que rastros de traición.

Ocho años atrás, cuando yo solo tenía nueve años y Steven doce, mi padre llegó a casa antes de lo habitual y se encontró con mi madre en la encimera de la cocina montando al vecino, Josh Dvorak.

Recuerdo que le dio una paliza al Sr. Dvorak antes de arrastrarlo hasta la puerta principal y arrojarlo fuera de nuestro condominio. Fueron días oscuros en los que papá se aferró al alcohol para sentirse mejor. Detuvo su adicción después de encontrar algo mejor que hacer: vengarse. Con su buen aspecto, no fue difícil encontrar mujeres dispuestas a compartir su cama.

Mi mamá se sintió mal al principio, pero después de que él comenzó a compartir, ella también. La culpa fue olvidada hacía mucho tiempo.

Probablemente se estén preguntando por qué diablos siguen juntos. Dijeron que tenían un arreglo sobre su vida sexual fuera de los votos matrimoniales y que se quedaron casados ​​por nosotros: Steven y yo. Pero si me preguntan, diría que lo hicieron para salvar su carrera.

Mamá es una presentadora de noticias muy conocida; no podía permitirse que un matrimonio roto afectara su imagen. Papá tenía su imperio empresarial: el divorcio solo significaría dividir su dinero y muchas, muchas otras tareas innecesarias. Así que ambos acordaron permanecer casados ​​y mantener sus travesuras bajo el radar.

Ahora sabes por qué no me molestaron. Teniendo ambos padres famosos, todos nos trataron, a Steven y a mí, de manera diferente mientras nos miraban con mucho asombro.

Si supieran lo jodida que está nuestra familia a puertas cerradas, si supieran lo doloroso que es ver lo que solía ser una familia feliz, desmoronarse. Volver a casa a un enorme condominio, pero vacío, sin nadie para saludar, excepto la criada de la familia, Alberta.

La gente solo cree lo que quiere ver, la fachada exterior. No importa lo engañoso que sea.

Colgué mi mochila sobre un hombro y bajé las escaleras donde mi mejor amiga, Jess, me estaba esperando.

—¿Lista para ir? —Ella sonrió y le devolví el gesto—. ¿Qué te tomó tanto tiempo? —cuestionó mientras presionaba el botón para llamar al ascensor para que nos llevara al primer piso. Jess me recogía todas las mañanas e íbamos juntas a la escuela en su coche.

Entornando los ojos, le di un codazo en el brazo.

—Por favor, no esperaste tanto, cariño. —Ella sonrió y me empujó hacia atrás—. ¿Cómo está Colton? —pregunté por su novio, el apuesto mariscal de campo Colton Barnes.

Sonreía cada vez que escuchaba mencionar su nombre. Han estado saliendo durante un año y han sido inseparables desde entonces.

—Está tan cansado, —Su sonrisa vaciló un poco mientras fruncía el ceño—, con prácticas de fútbol y todo. —Se encogió de hombros y se volvió hacia mí—. ¿Qué hay de Ash? ¿Anoche se divirtieron?

Mi mente fue al mensaje de texto que recibí de él alrededor de las nueve de la noche del día anterior, cancelando nuestro plan en el último minuto. Dijo que tenía algo que hacer. Fue la primera vez que hizo eso, y debo decir que no me gustó la ansiedad que creció en la boca de mi estómago, me hizo preguntarme dónde estaba y con quién.

Pero teníamos un trato y no había escape. Suspiré profundamente.

—Oye, ¿estás bien? —Volví a mirar a mi mejor amiga, había preocupación en sus ojos y luché contra el impulso de abrazarla y transmitirle lo que estaba sintiendo.

Con una sonrisa relajada y perezosa, toqué su brazo una vez más.

—¿Por qué no lo estaría?

De camino a la escuela, saqué mi teléfono y le envié un mensaje de texto a Joe.

“¿Tienes tiempo libre?”

Menos de un minuto después llegó su respuesta.

“Sí. ¿Quieres pasar?”

Sonreí y respondí rápidamente.

“Alrededor de las 8. C U. xoxo 💋

Mi teléfono parpadeó una vez más y miré la pantalla.

“Estaré esperando. Dejaré la puerta principal abierta. ❤” ️

Siempre fue agradable hablar con Joe. No necesitaba esperar un minuto o dos antes para responder como siempre hacían las chicas con los chicos. No tenía que hacer todas las conversaciones de mierda que no hacían más que desperdiciar el tiempo. Siempre fuimos directos con lo que queremos y esa era la belleza de nuestra relación.

Mi primera clase fue Matemáticas. No sabía quién era lo suficientemente estúpido como para hacer que me doliera el cerebro por la mañana. Esa debería ser la última asignatura, no la del inicio. Suspiré y me senté detrás del nerd canadiense que se mudó aquí el verano pasado. Siempre se sentaba en la primera fila, y como no me estaba yendo tan bien en matemáticas, a menos de que prestara toda mi atención a la clase, me sentaba en la segunda fila, justo detrás de él.

Se movió en su asiento como si supiera que lo estaba mencionando en mi mente. «¿Cuál es su nombre?» Era tan fácil olvidar a alguien como él. Para cuando nos graduemos probablemente no lo recordaré. No era uno de los tipos populares y no pertenecía a ningún club, dudaba poder recordar a un don nadie.

—Buenos días, clase. —La señora Fletcher entró con un grueso libro de matemáticas bajo el brazo y una taza de Starbucks en la mano—. Sr. Vincent, ¿podría explicarme lo que estudiamos la semana pasada?

«¡Oh, sí! Su nombre es Tyler Vincent.» Dejé escapar una risita, era gracioso que su nombre sonara tan genial pero que se viera súper patético con su camisa abotonada y sus gruesos lentes.

—¿O tal vez podría ayudarme en su lugar, señorita Summers? —Al escuchar la molesta voz de la Sra. Fletcher, me enderecé en mi asiento. «Bueno, ¡joder!»

El nerd me miró por encima del hombro, había un atisbo de sonrisa jugando en sus labios. Yo no era del tipo que se deja intimidar, pero de alguna manera, algo me hacía sentir pequeña cuando me veía así.

* * *

Me paré frente a él con mi sostén blanco, bragas a juego y una sonrisa acompañada de dientes blancos nacarados. Sus dedos acariciaron mi estómago en una lenta caricia.

—Me tengo que ir. —Le di una sonrisa de disculpa y me moví para recoger el resto de mi ropa para ponérmela.

Joe cruzó los brazos sobre su pecho desnudo y dejó escapar un largo suspiro.

—¿Por qué no puedes quedarte? —Su voz me siguió hasta la cocina—. Quédate, Autumn. Es más de medianoche.

Abrí la nevera y saqué una lata de coca cola. La dejé sobre la encimera de la cocina junto con mi bolso y me enfrenté a su rostro molesto pero atractivo.

—No puedo. Steven se dará cuenta de que estoy desaparecida. —Sí, Steven, mi tonto hermano mayor, no mis padres. Probablemente era la única persona de mi familia que realmente se preocupaba por mi bienestar. Bueno, él y mi tía Clara.

Clara Summers es la hermana pequeña de mi papá y también mi tía favorita. Ella es una mujer despreocupada y llena de espíritu. Me advirtió que el tener una relación abierta podría lastimarme a largo plazo, pero no me reprendió ni me juzgó. Todo lo que dijo fue que había sido joven antes y que pasó por exactamente lo mismo.

No me di cuenta de que mi acompañante estaba tan cerca hasta que sus dedos tocaron y levantaron mi barbilla para que nuestras miradas se encontraran.

—Entonces al menos déjame llevarte a casa. —Sus ojos estaban llenos de inquietudes que también se reflejaron en su voz. En el fondo sabía que él se preocupaba por mí y no solo me usaba para el sexo. Estuve malditamente tentada a decir que sí, pero no podía arriesgarme a que alguien me viera con él fuera de los muros de la escuela.

A pesar de que yo no era menor de edad, él seguía siendo mi maestro. Si nuestro secreto salía a la luz, estaría en problemas, razón por la cual solo la tía Clara sabía lo que pasaba. Incluso ella me advirtió que tuviera cuidado y que no dejara que esto se prolongara diciendo que el sexo no siempre es base para una relación, siempre le aseguré que sería la última vez.

Ashton tenía pleno conocimiento de que me relacionaba con otras personas, pero no tenía idea de con quién; el resto de las chicas tampoco sabían de nosotros. Era difícil mantener un secreto con tanta gente.

Tengo un secreto, ¿puedes guardarlo? Jura que este lo callarás. Mejor guárdalo en tu bolsillo, llévatelo a la tumba.

Inconscientemente, el tema de apertura de Pretty Little Liars se reprodujo en mi cabeza. Abrí la lata, tomé un sorbo antes de dejarla y tragar saliva.

—Sabes exactamente por qué. —Le di una mirada mordaz y dejó escapar un largo suspiro.

Sacudió la cabeza y se pasó los dedos por su cabello con frustración.

—Simplemente no me gusta esto, —Su voz se llenó de disgusto—, no quiero que sientas que solo te estoy usando para esto. —Hizo un gesto con la mano y no pude evitar recordar lo que hicimos horas atrás antes de quedarme dormida y despertar tan tarde.

Se suponía que iba a ser una siesta rápida, pero supuse que mi cuerpo estaba lleno de cansancio. Enojada conmigo misma por tener esa conversación, tomé un largo trago, ignorando la frescura del refresco burbujeante.

—No lo estás. No me siento usada. —Cuando estuvo a punto de discutir, levanté una mano para detenerlo—. Esto es lo que quiero. —Aún parecía que quería pelear conmigo por eso, así que agregué—: Si no te gusta, entonces deberíamos terminarlo.

Esa era mi carta para ganar. Odiaba usarla porque sabía cuánto le dolía, pero no tenía otra opción. Me quería empujar a algo que no estaba lista para cometer.

¡Esto no es tu culpa, Autumn! ¡Él sabe lo de Ashton! Cuando todo comenzó, le dijiste cómo querías que fuera la relación. Esto no es culpa tuya, ¡no te sientas mal!

Cruzó la brecha entre nosotros y cerró sus brazos alrededor de mí. Besó la parte superior de mi cabeza y me abrazó durante lo que pareció mucho tiempo antes de soltarme; luego caminó hacia la puerta principal.

—Te dejaré ir. —Fue todo lo que dijo. Asentí y besé su mejilla, luego salí por la puerta al frío aire de la noche.

«Tal vez no le pagan muy bien a un maestro» pensé mientras caminaba por el callejón frente a su unidad de alquiler. Era estrecho, oscuro y no estaba en el lado bueno del vecindario. El lugar se encontraba cerca de clubes y bares, otra razón por la que era un lugar perfecto para una escapada. No era un lugar al que vendrían mis amigas, mis padres o cualquier otra persona de la escuela.

Giré a la derecha en la calle, mantuve la cabeza gacha bajo mi sudadera con capucha mientras pasaba junto a varias personas que se encontraban borrachas o drogadas. Nubes de humo y marihuana llenaron el aire y me recordaron cómo odiaba esa parte de la ciudad, traté de caminar más rápido.

Mi pie falló y tropecé con alguien.

—Lo siento —murmuré, estuve a punto de caminar de nuevo, excepto que el cuerpo musculoso frente a mí estaba inmóvil, bloqueando completamente mi camino.

Miré hacia arriba, lista para gritarle a quien fuera que se apartara de mi camino, pero mis palabras se atascaron en mi garganta cuando me di cuenta de a quién pertenecían esos duros músculos.

Era ese nerd. Tyler Vincent. Como para confirmar eso, uno de los chicos detrás de él lo llamó.

—Oye, Ty, ¿todavía tienes un paquete? —Me moví hacia la izquierda y vi que el tipo sostenía una pipa en una mano y un paquete de lo que parecía marihuana en la otra. Mierda, mierda, mierda.

Regresé la mirada a Tyler sin poder creer que era el mismo maldito que se sentaba frente a mí en todas las clases de matemáticas. Se veía tan diferente sin sus gruesos anteojos y su camisa abotonada. Allí de pie, a solo unos metros de distancia, llevaba una sudadera con capucha negra con una camiseta blanca debajo, un par de pantalones negros y zapatos Reebok negros. «¡Rayos, se ve sexy!»

Y amenazador, agregué rápidamente cuando mis ojos se encontraron con su mirada oscura.

Usó una mano para rascarse la nuca.

—Esto no va a terminar bien. —Ty dio otro paso, bloqueando mi camino una vez más.

Traté de no intimidarme, ya que podía sentir la pared contra mi espalda.

—¿Qué quieres decir?

Se inclinó hacia delante, quedando a centímetros mí. Tan cerca que pude sentir su aliento caliente en mi cara.

—Ahora conoces mi secreto. Eso es realmente malo, Summers. —Él sonrió. ¡Ese nerd sonrió! Y llámame loca, pero en el momento se vió malditamente sexy.

—No se lo diré a los demás. —Solté las palabras esperando que le diera la seguridad que necesitaba para que me dejara ir porque, aunque se veía muy sexy, también se mostró peligroso. Tratando de no temblar, me mordí los labios.

Sus ojos captaron el movimiento y se inclinó hacia adelante, llenó mis fosas nasales con el olor a la droga que fumó momentos atrás. Bajando la cabeza, chasqueó la lengua y sonrió.

—Movimiento equivocado.

Dicho eso, golpeó sus labios contra los míos, sacando todo el aire de mis pulmones. Me besó sin piedad. Su lengua se deslizó por la comisura de mi boca y mi mente se quedó en blanco cuando sentí la punta de la mencionada acariciar la mía.

Al alejarse me observó con una mirada traviesa en su rostro mientras decía—: Ahora voy a ser tuyo.

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