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Capítulo 03

Author: Pera Helada
Hace tres años, por una violencia médica, mi papá, que había ido al hospital a una consulta, de repente protegió al recién nombrado Zaid de dos puñaladas.

La familia Gómez, agradecida por lo que hizo mi papá, dijo que lo recompensarían a lo grande, pero no esperaban que mi papá pidiera el matrimonio entre las dos familias.

La familia Gómez era de las más importantes de toda Puértis, mi papá era solo un gerente chiquito de una farmacéutica, así que este matrimonio, para toda la familia Gómez, era aprovecharse de la situación para sacar ventaja.

En ese momento yo no estaba, cuando Zaid me encontró, traía un acuerdo prenupcial en las manos, con una mirada fría y distante en los ojos: —Matrimonio por tres años, se disuelve en automático al vencer, si no hay bronca, nos vemos mañana en el registro civil.

El güey de mis sueños estaba frente a mí, como por arte de magia, firmé el acuerdo.

Pero no noté que la primera cláusula del acuerdo decía clarito: "Nunca pienses que somos esposos".

Las lágrimas empaparon el papel, me le quedé viendo a las palabras "esposos" en el acuerdo, sonreí amargamente.

Entonces, Zaid, ¿qué han sido estos tres años para nosotros?

Sin dormir en toda la noche, el molesto sonido del teléfono me regresó a la realidad.

En la pantalla aparecía un número fijo.

—Hola, Srita. Luna, habla de recursos humanos del Hospital PAZ, por favor venga mañana a las diez de la mañana al examen escrito, la dirección ya se la mandé a su cel.

Departamento de recursos humanos del Hospital PAZ.

Apenas ahí me acordé que hace unos días el profesor Leonardo me había recomendado junto con otras personas para una entrevista en el Hospital PAZ, se decía que de toda la facultad de medicina solo había seis lugares, no esperaba ser una de ellas.

El Hospital PAZ era el lugar donde Zaid brillaba, el trabajo soñado por todos los estudiantes de medicina, también había sido el lugar donde yo antes soñé con ir y venir del trabajo junto con Zaid.

Ahora que lo pienso, no era más que una ilusión mía.

Bastante ridículo.

—Srita. Luna, ¿puede venir puntual mañana?

El recordatorio me llegó a los oídos, le eché un ojo al acuerdo prenupcial, luego vi la pastilla del día siguiente a un lado, después de dudar dos segundos respondí: —Sí, obvio que llego puntual.

Pensé que, ya que no podía agarrar el amor, entonces me aferraría al trabajo.

Todo el día estuve echándole ganas para el examen, pero cuando se acercaba la hora de la cena, mi suegra Yuliana llegó sin avisar.

Cuando abrió la puerta para entrar, traía en las manos una caja de regalo de suplementos para quedar embarazada, después de ver a su alrededor preguntó: —¿Zaid no regresó esta noche?

—Está de guardia esta noche —el rol de turnos en el calendario me lo sabía de memoria, respondí con naturalidad—, regresa mañana.

La última frase me la dije a mí misma para engañarme.

La mirada de mi suegra se detuvo brevemente dos segundos en mi panza, me recordó: —¿No es tu período de ovulación estos días? Como esposa debes ser más activa, si no, ¿cuándo tu suegro y yo podremos cargar a un nieto?

Esta frase la había estado oyendo desde el segundo año de mi matrimonio con Zaid, antes con el amor como soporte no me parecía nada, pero hoy, oyéndola de pronto me molestó.

Claramente, la que no quería hijos, nunca había sido yo.

—Ah, por cierto —mi suegra sentada en el sillón le echó un ojo a los libros de medicina en la mesa, cambió de tema: —¿Oí que también estás en la lista del examen escrito de mañana en el Hospital PAZ?

Sabía que mi suegra siempre estaba bien enterada, pero no esperaba que supiera hasta lo de mi examen.

Asentí con la cabeza, justo cuando me preparaba para explicar, me interrumpió: —Cancélalo, la familia Gómez pueda mantenerte, tu tarea principal ahorita es darle descendencia a esta familia, lo demás déjalo para después.

Lo dijo como si fuera obvio, como si cancelar la oportunidad del examen fuera poca cosa.

Todos saben que las oportunidades de trabajo en el Hospital PAZ son difíciles de conseguir, hasta para un practicante chiquito, de cien solicitudes al final solo se pueden elegir tres o cuatro, poder conseguir una oportunidad de examen escrito ya es bastante difícil.

¿Yo aquí ni siquiera había intentado, y solo por algo que dijo mi suegra, debía renunciar de plano a esta oportunidad?

No, no podía hacerlo.

No podía seguir siendo esa tonta enamorada que siempre ponía a Zaid primero en todo, en este sueño matrimonial que yo misma había creado, debía despertar.

—Mamá —oí mi propia voz suave pero firme—, el examen de mañana temprano, lo quiero intentar.

No le estaba preguntando, sino que le estaba diciendo mi decisión de manera firme.

Mi suegra obvio no esperaba que la fuera a desobedecer, después de un momento de sorpresa, me vio con una expresión de incredulidad, de repente vio hacia atrás de mí, se rió despectivamente: —Zaid, oíste todo, ¿verdad?

Me volteé despacio, luego luego vi a Zaid parado en la entrada.

Las puntas suaves de su cabello goteaban gotitas de agua, su cuerpo aún traía la humedad y el frío de la noche de invierno.

¿Pero no estaba de guardia? ¿Cómo había regresado de repente?

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