MasukAdemás, Sofía y Alejandro solo fingían ser pareja. Que Pandora la aceptara o no, no tenía que ver con ella.Y si en el futuro de verdad pasaba algo entre ellos, si Alejandro llegaba a dejarse influir por lo que pensara su madre, entonces la pregunta no iba a ser si debían seguir juntos, sino si Sofía podría seguir viéndolo con buenos ojos.Y claramente, no podría.Alguien que ni siquiera podía decidir por sí mismo no merecía el cariño de Sofía.Claro que todo eso eran suposiciones.Alejandro se había plantado ante Pandora frente a ella, y eso bastaba para demostrar que nadie iba a meterse en sus decisiones.Por eso, y porque Alejandro era una buena persona, podían cooperar.Aun así, Sofía aceptó que, cuando oyó las palabras de Pandora, algo por dentro se movió.Se puso un poco triste.Quizá porque, durante la cena, lo que dijo Pandora tenía ese tipo de cariño que solo puede venir de alguien mayor.Sofía llevaba mucho tiempo sin sentir algo así.La hizo pensar en Paloma.Si Paloma sigui
Cuando Sofía oyó a Alejandro decir que estaba preocupado por ella, entendió todo.Lo que Pandora había dicho en privado habría dolido si lo decía frente a Sofía.La relación entre ellos no era buena, por eso él sintió que tenía que mentirle.Además, quizá Alejandro sí creía que Pandora podía decir esas cosas frente a ella.Por eso se preocupó.Sofía lo entendía.—Ese dinero es para tu novia de verdad —dijo.Alejandro la miró fijamente. Por un instante sospechó que Sofía había escuchado la conversación.Pero no notó nada extraño.Y conociéndola, sabía que, incluso sin haber oído nada, nunca iba a aceptar esos diez millones de dólares.Con montos pequeños, Sofía no solía discutir, pero con una suma tan grande siempre encontraba un motivo para rechazarla.Alejandro no dijo nada y guardó la tarjeta en silencio.Tenía muchos regalos que todavía no le había dado, y esa tarjeta también era uno de ellos.Con el tiempo, todos iban a ser para ella.—Gracias por hoy, por ayudarme a fingir —dijo a
—Yo también estoy aprendiendo a ser adulta, ¿no? Igual me esfuerzo y no sirve de nada. No sé qué hacer —dijo Pandora, y suspiró.Había ido hasta ahí porque estaba preocupada, para conocer mejor a la muchacha que le gustaba a su hijo y entenderlo.No importaba quién fuera la muchacha: siempre les daba un regalo de cortesía y algún consejo para mantener una buena relación.Pero al final, ¿para qué servía todo eso?Pandora estaba un poco triste. Y cuando se ponía triste, prefería no pensar mucho.Aun así, seguía con una sensación extraña en la cabeza.—Evelina, ¿he visto antes a Sofía?Ella lo pensó un momento.—Sofía ha vivido toda su vida en Puerto Azul, no creo que se hayan cruzado.—Qué extraño, juraría que esa mirada tranquila me suena —murmuró Pandora, cansada, y cerró los ojos para descansar un momento.Evelina no dijo nada y la dejó relajarse.Llevaba muchos años a su lado. La vio en su juventud, cuando no dormía por la ambición de poder. También vio su carácter impulsivo y cómo e
Alejandro contestó sin dudar.Pandora se sorprendió y buscó en su cara algún indicio de mentira.Antes, cuando su forma de criarlo era más dura, él fingía obediencia para que se callara.Con el tiempo, Pandora aprendió a notar cuándo la estaba engañando.Ahora, en cambio, no detectó nada de falso en sus ojos.No parecía decirlo solo por llevarle la contraria.Eso no entraba en sus planes. Así que se molestó un poco.—Solo llevan un mes juntos y ya dices que es el amor de tu vida. No te adelantes, Alejandro. ¿Sabes que las personas cambian? ¿Puedes asegurar que nunca te va a gustar otra mujer?Alejandro, serio, contestó:—No.Pandora sonrió un poco. No le creyó del todo, pero tampoco se burló; más bien lo miró con curiosidad.—¿Ya te gustaba desde antes?Según lo que investigó, tres años atrás, en la boda de Diego y Sofía, Alejandro la vio por primera vez.¿Fue amor a primera vista?Él no lo negó.Pandora se rio un poco.—Qué poca iniciativa. Si te gustaba desde entonces, ¿por qué no fu
Durante toda la cena, Pandora no preguntó ni una sola vez por los antecedentes de Sofía. No mostró el menor interés.Como Alejandro había dicho antes: "para ella el linaje no importa; lo único que le importa es que sea una mujer".Aun así, Sofía se preguntó si de verdad era así.Porque los Villareal se metían demasiado en su vida y, muchas veces, la habían humillado por su pasado.Pero no fue tan ingenua como para sacar el tema por su cuenta.Su único objetivo ahí era hacer bien su papel: la novia de Alejandro.Y la verdad, le estaba saliendo bastante bien.Cuando terminaron de cenar, Alejandro volvió a tomarla de la mano.Sus manos se juntaron, piel con piel, y el calor de él fue pasándose poco a poco a ella.Sofía siempre había tenido debilidad por ese detalle.Durante su matrimonio con Diego, los pocos momentos de ternura que recordaba estaban marcados por algo tan simple como un roce de manos.Aunque él terminó por destruir hasta esos recuerdos, no podía negar que ese contacto —el
Sofía se sorprendió en serio. Quedó un poco ida, miró a Alejandro y buscó alguna explicación.—Guárdala —dijo él con calma.—No puedo aceptar esto... —murmuró Sofía, incómoda.Pandora se rio un poco.—Si supiera qué te gusta, te habría comprado otra cosa. Pero no tengo paciencia para pensarlo tanto. Dar dinero siempre es más fácil, así que acéptalo, Sofía.La comparación fue inevitable. Sofía había conocido de cerca la seriedad y la indiferencia de Esperanza, la madre de Diego.En cambio, la actitud abierta y directa de Pandora marcaba un contraste enorme.—Es una costumbre —continuó Pandora con una sonrisa—. Siempre he calmado a Alejandro dándole dinero.Sofía entendió que no había manera de rechazar el detalle.Tomó la tarjeta, la guardó y agradeció con cortesía.—No me des las gracias —contestó Pandora con tono desenfadado— Estás con Alejandro y no quiero que te falte nada. —Luego miró a su hijo y alzó una ceja—. ¿Y tú? ¿Ya le compraste algo a tu novia?Alejandro suspiró.—No soy u







