Gloria siempre había sido muy reacia a dirigirse a él como papá. Siempre había sentido que no eran cercanos, por lo tanto no se atrevía a decirlo. Incluso si ya no lo odiaba, aún no podía hacerlo. Sin embargo, cuando el anciano moribundo realmente falleció, solo entonces Gloria se dio cuenta de repente de que ya no tenía padre. Un padre era algo que siempre había querido toda su vida pero nunca lo había conseguido. Un día, cuando ella misma se había vuelto increíblemente fuerte y ya no necesitaba un padre, su padre, quien estaba envejeciendo gradualmente, vino a ella. En ese momento, Gloria fue tomada por sorpresa. No estaba mentalmente preparada para ello en absoluto. Ella estaba sintiendo más resistencia, incomodidad, odio, y demás. En resumen, no había amor. Ella pensó que ya no necesitaba un padre en su vida. Realmente ya no necesitaba uno. Que su padre apareciera frente a ella solo le recordó el dolor interminable. Por lo tanto, ella nunca lo había reconocido. A pesar de que más
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