Yo vi con total claridad su verdadero rostro, y la furia me quemaba por dentro.—Emilio, ¿todavía la defiendes? ¡El que murió en ese accidente era tu propio hijo, tu sangre! ¿Estás loco?Un policía intervino, —Basta, cálmense. Nosotros vamos a juzgar según la evidencia y la investigación, nadie va a escapar de su responsabilidad.En la comisaría, esperamos el avance de la investigación, Laura seguía intentando justificar el accidente:—Ese día había mucho tráfico, me asusté y perdí el control, pero nunca quise lastimar a la señora Cortés, créeme, no fue mi intención, estaba tan nerviosa que casi lloré...Emilio frunció el ceño y la miró con ternura:—Sé que eres buena y que jamás harías algo así, no te preocupes, la policía revisará las cámaras de la calle y demostrarán tu inocencia.Yo los miraba con desprecio, a estas alturas, Emilio seguía atrapado en la mentira de esa asesina, ahora solo me culpo por haberlo sabido tarde, y por eso perdí a mi hijo.Al rato, los policías pregunt
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