—¿Acaso no? El cumpleaños 70 del anciano es obligatorio para toda la familia. Si no vienes, en el futuro no tendrás lugar en esta familia. —Al menos sabes lo importante. No importa cuánto te quejes, al banquete de cumpleaños tienes que venir obedientemente.Yolanda movió sus uñas recién manicuradas:—Bueno, es el banquete importante, no tengo tiempo para perder contigo. Cuando termine, regresa rápido a casa y prepara una sopa nutritiva para la lactancia de Carla, mi nieto no se llena.En ese momento, por la entrada, Fabio entró cargando un bebé, y Carla, débil y delicada, se apoyaba a su lado. Parados juntos, parecían una familia armoniosa y cálida.—¡Ay, Carla! ¿Cómo viniste? Te dije que descansaras en casa, acabas de dar a luz y eres propensa a enfermar.Yolanda se acercó con expresión preocupada y sostuvo a Carla con cariño.Carla lucía pálida y fatigada, pero fingía fortaleza:—Mamá, hoy es el cumpleaños 70 del abuelo. Un día tan importante, ¿cómo podría faltar como nuera?
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