Camila se movió tan rápido que hasta impresionaba.Poco después, la puerta del cuarto de almacenamiento fue abierta de golpe desde fuera.Camila entró rápidamente, acompañada por dos guardaespaldas.Cuando vio la sangre en mi comisura labial, la ropa desaliñada y mi aspecto deplorable encogida en el suelo, se sorprendió enormemente.Se apresuró a acercarse y me ayudó a levantarme.Negué con la cabeza, indicándole que no hablara, tomé la tarjeta bancaria con la contraseña pegada que llevaba en la mano y se la arrojé a la mujer.Esta, tras recibir la tarjeta, no siguió molestando y hizo un gesto con la mano:—Si la tarjeta es falsa, tengo formas de localizarla. Lárguese.Soportando el dolor punzante que atravesaba todo mi cuerpo, apoyada en Camila, salí cojeando de ese lugar que me daba asco.Al llegar a la puerta, le agradecí: —Gracias, cariño. En cuanto lo resuelva, te lo devolveré pronto.Ella me miró preocupada: —Ese dinero no es problema, pero ¿qué te ha pasado?Soltó una risa breve
Read more