Miraba los claros registros de transferencia en la pantalla y volví la mirada, atónita, hacia Víctor:—¿Te atreviste a desviar fondos de la empresa?—¡Yo no he hecho nada! —Víctor entró en pánico por completo, con la voz aguda.—Si es calumnia o no, pronto quedará claro —una voz imponente llegó desde la puerta.Mi padre estaba allí, con el rostro sombrío, seguido por dos policías uniformados.Su mirada pasó por Víctor y Paola, y finalmente cayó sobre mí, llena de dolor.—Señores, las pruebas ya fueron entregadas. Ocúpense conforme a la ley.Víctor por fin sintió miedo.La máscara de falsedad en su rostro se derrumbó de inmediato, sustituida por puro terror.De pronto se lanzó hacia Paola, manoteando torpemente para arrancarle el collar de diamantes del cuello y el reloj de lujo de la muñeca, tan brusco que casi la hizo caer.—¡Flora, Flora, créeme! —su voz temblaba, casi llorando—. Yo no sabía nada, yo no hice nada de eso.—Esas joyas yo pensé que eran imitaciones baratas, por eso se l
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