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Amor indescriptible
Amor indescriptible
ผู้แต่ง: Pablo

Capítulo 1

ผู้เขียน: Pablo
José se sorprendió cuando me negué. Era la primera vez en ocho años que rechazaba sus órdenes.

Me observó de arriba a abajo, frunciendo el ceño.

—Mónica, ¿anoche te ha estimulado y te ha dejado loca? —preguntó con sarcasmo.

Mónica permaneció en silencio, mirándolo fijamente.

Mi actitud lo incomodó, por lo que, al cabo de un rato, espetó irritado:

—¡Si no quieres, no lo hagas! Pero deja de mirarme así.

Acto seguido, llamó al mayordomo para que preparara el desayuno.

En ese momento, la chica de la noche anterior se acercó con una sonrisa burlona.

—Señora, ¿qué tal se escuchó anoche? ¿Fue emocionante?

José la interrumpió, tirando de su brazo con brusquedad.

—Cállate y ve a prepararte para desayunar.

La chica me guiñó un ojo, con una mirada rebosante de superioridad.

Durante el desayuno, los dos coqueteaban sin pudor.

Sin embargo, no alcé mi vista en ningún momento, absorta en mis pensamientos sobre el futuro.

Hasta que un golpe en mi brazo me sobresaltó.

Al levantar la cabeza, vi que José estaba junto a mí, con el rostro tenso.

—¿Ocurre algo? —pregunté, confundida.

Pero él clavó sus ojos en los míos.

—¿En qué piensas para estar tan concentrada?

Vacilé unos segundos antes de responder con honestidad:

—En qué haré en el futuro.

José soltó un sonido lleno de desprecio.

—¿Y qué más sabes hacer, aparte de limpiar y cocinar?

Sus palabras, tan habituales, ya no me afectaban. Estaba acostumbrada a que me hablara así.

Después de ocho años de matrimonio, abandonando mis metas personales para servirle bien, me habían hecho olvidar cómo era cuando estaba llena de sueños.

Ocho años atrás, cuando mi madre agonizaba en el hospital, y necesitaba dinero, cuando no tenía más remedio… apareció José, diciéndome que me daría quinientos mil dólares, a cambio de un matrimonio por conveniencia.

Acepté por dinero y por mi madre.

Sin embargo, durante estos años, José llevaba diferentes chicas a casa.

Una noche que bebió de más, me advirtió con seriedad:

—Mónica, somos de mundos distintos. No esperes nada de mí.

Siempre creí que él era incapaz de amarrarse a alguien.

Hasta que, el año anterior descubrí, que su primera novia, había muerto por una enfermedad.

Por eso no me sorprendí con la chica que había llevado la noche anterior; se parecía un poco a su antiguo amor.

Ni siquiera no me sorprendió su comportamiento de esa mañana. Por eso me limité a enfocarme en cuándo sería el momento ideal para marcharme.

—Mónica —gruñó José, impaciente.

Volví a la realidad.

—Quiero buscar un trabajo —dije con calma.
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