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Capítulo 29 — Ha pedido que le traigan comestibles frescos al menos dos veces por semana.

Pero William no había tenido ningún otro asunto en el Central Park. De hecho, lo único que había hecho era caminar a su lado y hablar con ella de cosas mundanas como el tiempo, el tráfico y el sándwich que le gustaba comer en su cafetería favorita. Y en el momento en que llegaron a su piso, él recogió sus pertenencias y le dijo:

—Que tengas un buen día, Kate —antes de salir por la puerta principal, dejándola completamente confundida.

Kate no había comentado nada y se limitó a darse una ducha y a volver a su trabajo. Había pasado todo el día frente a su ordenador portátil y, cuando se dio cuenta de cuántas horas habían pasado, ya eran las dos de la tarde. Se recostó en la silla y estiró el cuerpo. Su estómago gruñó en señal de protesta, pero se negó a mover el culo hasta la cocina y pre

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