LOGINDurante cinco años, Santiago Rodríguez y Valeria Núñez vivieron juntos bajo un matrimonio por conveniencia. Incluso después de descubrir que él tenía una amante, ella decidió aguantar la situación con paciencia. Pero todo cambió cuando se dio cuenta de que el niño que había estado criando como suyo era, en realidad, fruto de la relación entre Santiago y su amante. En ese momento, entendió que su matrimonio había sido una farsa desde el primer día. La amante, actuando como si fuera la esposa legítima, se presentó en su casa con los documentos de divorcio que Santiago había redactado. Justo ese día, Valeria se enteró de su embarazo. Si su esposo había sido corrompido, ya no tenía sentido estar con él. Y si el niño era de la amante, entonces debía dejárselo. Valeria, terminando con el amor y las emociones, reveló su verdadera naturaleza y se enfocó en prosperar económicamente. Aquellas personas que la maltrataron anteriormente se iban a lamentar de sus acciones e iban a luchar entre sí para ganar su perdón. Los jóvenes ricos, que se burlaron de ella por ascender socialmente mediante un hombre, se arrepentían y le ofrecían grandes sumas de dinero buscando su amor. Y el pequeño que había sido influenciado por la otra mujer se lamentaba rogándole que fuera su mamá mientras lloraba. * A altas horas de la noche, Valeria atendió una llamada de un número desconocido. Por el auricular escuchó la voz de Santiago, era evidente que estaba borracho. —Valeria, no debes aceptar esa propuesta de matrimonio. En cuanto a los documentos de divorcio… No los he firmado.
View More—Nicolás —Dulce miró al niño—, tu mamá parece estar un poco mal. Ve a la estación de enfermeras y trae a alguien.El niño, preocupado por Mariana, asintió y salió corriendo del cuarto a buscar ayuda. En cuanto se fue, Dulce cerró la puerta con seguro. Luego se acercó y le dio unas palmadas en la cara a Mariana.Ella arrugó la cara, todavía luchando por despertar de su pesadilla. Dulce aumentó la presión.—¡Señorita Ortega!El dolor en las mejillas la despertó bruscamente. Al encontrarse con la mirada de Dulce, se sintió desorientada.—Ya despertó, señorita. —La miró con una sonrisa dulce—. Ya que está consciente y no hay nadie más, hablemos sobre Nicolás.Ella se quedó pensativa.—¿Qué pasa con Nicolás?—¡Su verdadero origen! —Ella la miró sonriendo—. ¿Sabía que habló mientras dormía? Dijo que el señor Rodríguez nunca debe enterarse de la verdadera identidad de Nicolás. Tengo mucha curiosidad: ¿cuál es el origen del niño?Mariana palideció.—No dije nada, ¡escuchaste mal!—Lo grabé. —S
La investigación descubrió algo interesante: Amanda había estado gastando el dinero en una clínica privada extranjera, comprando un medicamento experimental. Esa droga prometía revitalizar a pacientes terminales de cáncer, quitándoles el dolor y dándoles energía renovada.El problema era el precio: cada pastilla costaba más de cien mil dólares. Amanda llevaba meses comprando el tratamiento. Efectivamente, había mejorado mucho, tanto que ya no estaba hospitalizada.Incluso, se había mudado a un apartamento nuevo y mantenía a un hombre joven. Mariana pidió al detective que investigara más a fondo esa clínica. Las noticias que trajo fueron excelentes.Resulta que esa clínica ya estaba marcada como fraudulenta a nivel internacional. El supuesto medicamento milagroso era una estafa. Aunque sí aliviaba los síntomas del cáncer, en realidad aceleraba la propagación de las células malignas. Todos los pacientes que habían probado el tratamiento habían muerto a los dos meses.“¿Dos meses?” Marian
Antes de que Valeria y Rafael pudieran decir algo, Dulce se adelantó a decir:—Señor Rodríguez, perdón, fue culpa mía. Como Nicolás casi no ve a Paz, pensé que sería bueno que jugaran juntos para que se hicieran más unidos como hermanos, pero no me imaginé que la señora no iba a dejar que se acercaran.Rafael puso los ojos en blanco y Santiago miró a Valeria.—¿Es cierto lo que dice?—Sí —le contestó, con sarcasmo—. ¿Qué? ¿Me vas a regañar por tu hijo adorado?—¡Valeria! —Él se puso muy serio—. Sin importar lo que pase entre nosotros los adultos, Nicolás y Paz son solo niños y son hermanos. ¿Por qué haces esto?—¡¿Qué clase de hermanos van a ser?! —Ella explotó, sin aguantarse más—. ¡Para Paz, Nicolás es el hijo de la mujer que mató a su hermano! ¡Es su enemigo! ¿Y tú dices que son hermanos? Santiago, ¡me das asco!Él la miró con mucha decepción en los ojos.—¿En tu mundo solo existe el odio?—También existe el divorcio.Él no sabía qué hacer.—Santiago, ya ni siquiera estamos de acuer
—Paz y Nicolás no tienen ningún vínculo —Valeria la interrumpió.Dulce volteó y sus miradas se cruzaron. Ella se acercó y la miró con expresión distante.—La vez pasada te dejé las cosas muy claras. Si sigues insistiendo de esta manera, voy a empezar a sospechar que tienes otras intenciones.Ella se quedó paralizada. Así, Valeria continuó:—Paz es mi límite. Nicolás es hijo de Mariana y jamás voy a permitir que se acerque a mi hija.—Entiendo que usted guarde resentimiento hacia la señorita Ortega. —Miró a Valeria—. Pero Nicolás es un niño. ¿No le parece excesivo tratarlo con tanta discriminación?Ella alzó una ceja, miró la cara angelical e inocente de Dulce y sonrió con desdén.—Puedes pensar que soy irrazonable, también puedes llevarle el chisme a Santiago, pero mientras yo esté aquí, Nicolás nunca se va a acercar a Paz.—No voy a acusarla con el señor. Solo pienso que el niño es inocente en todo esto, pero tiene que cargar con las consecuencias de los problemas entre ustedes los ad
Dulce llevó a Nicolás a acampar en el pasto junto a Valeria y los demás. Rafael se dio cuenta y se enfureció.—¿Qué les pasa a esos dos? ¡No nos dejan en paz!Valeria también se sintió molesta. Pero, el lugar era tan grande que los espacios se ocupaban por orden de llegada. No podía decir nada al respecto.Rafael había terminado de instalar la carpa y se disponía a armar la tienda de campaña. Tania también era muy hábil con las manos y, en poco tiempo, ya había instalado las dos hamacas.Paz y Noah se acostaron cada uno en una hamaca mientras Brisa y Tania los mecían. Las risas de los niños no paraban.Dulce ayudó a Nicolás a montar la tienda.—Nicolás, yo puedo sola. ¡Ve a jugar con Paz y Noah!Nicolás asintió contento y se dirigió hacia las hamacas.—¡Oye!Rafael vio que Nicolás iba hacia los dos niños. Dejó lo que estaba haciendo y corrió a interceptarlo. El niño se detuvo y levantó la cabeza para mirar a Rafael. Después de cuatro años, todavía lo recordaba vívidamente. Él no le caí
Carlos había regresado a Kalahari esos días para manejar asuntos de trabajo. Como Noah todavía estaba recuperándose bajo el cuidado de Leonel, decidió que Brisa y él se quedaran en San Aurelio.Rafael había organizado la casa rodante con anticipación. Contando a Tania, eran cuatro adultos y dos niños partiendo hacia el área de campamento. El sitio de acampar estaba en las afueras, a unos cuarenta minutos en auto desde el centro de la ciudad.Durante todo el viaje, Paz y Noah interactuaron alegremente. Los dos niños nunca peleaban y se llevaban de maravilla.Después de cuarenta minutos, llegaron al campamento. El lago junto al cielo y el pasto brillante hacían el lugar perfecto para pasar un fin de semana relajante. Así, Rafael estacionó el vehículo y todos se bajaron. Paz quería volar una cometa y jaló a Noah corriendo hacia el puesto que las vendía. Tania y Brisa los siguieron.—¡Paz, más despacio! ¡No vayas a hacer que Noah se tropiece!Valeria se quedó ayudando a Rafael a cargar el
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