Capítulo 3

—Estas hierbas deben recolectarse en la noche de luna llena.

Pasaba las páginas de los antiguos tomos en la biblioteca del castillo, buscando un método para purificar el veneno que había en el cuerpo de Damon.

Llevaba un mes viviendo en el castillo del Alfa. Era mucho más acogedor que la torre de piedra de la familia de los ancianos.

Al menos nadie me trataba como a un bicho raro.

—Luna, ¿otra vez estudiando herboristería? —el anciano mayordomo del castillo, Tomás, entró en la habitación.

—Sí. Quiero ayudar al Alfa a curarse —dije y cerré el libro—. Tomás, ¿podrías ayudarme a preparar algunas hierbas?

—Por supuesto, Luna —Tomás sonrió con bondad—. El Alfa tiene mucha suerte de tener una compañera como usted.

Negué con amargura. Damon nunca pensaba lo mismo.

Durante ese mes, su actitud hacia mí había pasado de la indiferencia inicial a una aceptación a regañadientes. Vivíamos en el mismo castillo, pero rara vez hablábamos. Cada vez que nos veíamos, me hablaba con un tono formal y distante.

Pero no me rendí.

Todas las noches le preparaba una poción desintoxicante y usaba mi débil poder de Luna para ayudarlo a expulsar las toxinas.

Al principio se resistió, pero al ver que la poción realmente funcionaba, comenzó a aceptar mi tratamiento.

—La poción de esta noche está lista. —llamé a la puerta del estudio de Damon.

—Adelante. —su voz seguía siendo fría.

Entré con la bandeja y coloqué la poción sobre su escritorio. —Bébela mientras esté caliente. Es más efectiva.

Damon me miró, tomó la copa y se la bebió de un trago.

—Es muy amarga. —dijo frunciendo el ceño.

—Amarga pero efectiva —respondí en voz baja—. Tu aspecto es mucho mejor que el mes pasado.

Y era cierto. Gracias a mi esmerado tratamiento, las toxinas de su cuerpo se estaban disipando lentamente. Su rostro pálido había recuperado el color y su cuerpo debilitado volvía a llenarse de fuerza.

—Gracias. —dijo, inesperadamente.

Era la primera vez que me expresaba gratitud. Mi corazón se aceleró al instante.

—Es lo que debo hacer —respondí, bajando la mirada—. Después de todo, somos...

—Compañeros. —completó la frase, con un tono mucho más suave de lo habitual.

Levanté la vista y descubrí que me estaba mirando fijamente. En ese instante, nuestra relación realmente comenzó a mejorar.

En los días siguientes, Damon se mostró mucho más amable conmigo.

Me preguntaba sobre mis gustos durante las comidas, encendía las velas para mí mientras estudiaba los libros antiguos e incluso comenzó a conversar conmigo espontáneamente.

En una noche de luna llena, completamos nuestra verdadera unión como compañeros.

Esa noche, Damon me trató con ternura, como si realmente fuera su amada compañera. Me dejé llevar por esa dulce fantasía, creyendo que por fin había ganado su corazón.

Pero la felicidad duró poco.

—¡Lydia ha regresado!

La noticia se extendió como la pólvora por todo el castillo. Estaba recogiendo hierbas en el jardín cuando escuché a los sirvientes murmurar emocionados.

—Dicen que ha viajado por todas partes aprendiendo nuevas técnicas de curación.

—El Alfa debe estar muy contento. Han crecido juntos. Su vínculo es muy fuerte.

Mi mano tembló ligeramente y casi me corto un dedo.

En el banquete de bienvenida de esa noche, vi a Lydia, después de tanto tiempo.

Era más hermosa que antes. Su cabello dorado caía en cascada sobre sus hombros, y sus ojos azules brillaban como lagos cristalinos.

—¡Damon! —al verlo, se lanzó a sus brazos—. ¡Te he echado tanto de menos!

El gran salón quedó en silencio al instante. Todas las miradas se dirigieron a la escena, incluida la mía.

Damon se quedó paralizado por un segundo y luego la apartó suavemente.

—Lydia, cuida de tu comportamiento.

Pero su mirada era tierna, una ternura que nunca había visto antes.

—Elena, ella es Lydia —me presentó—. Hemos crecido juntos.

—Encantada de conocerla, Luna. —Lydia me hizo una reverencia cortés, pero en sus ojos brilló una hostilidad casi imperceptible.

A partir de ese día, Lydia comenzó a aparecer en nuestras vidas como una sombra. Con la excusa de aprender sobre los asuntos de la manada, asistía a todas las reuniones. Con el pretexto de preocuparse por la salud de Damon, entraba y salía de nuestros espacios privados.

Lo peor era que la resistencia de Damon hacia ella se transformó en una aceptación silenciosa.

—Lydia dice que ha aprendido nuevos métodos de curación que podrían ayudarme. —explicó Damon cuando cuestioné su cercanía.

—Lydia me conoce desde la infancia. Sus consejos son muy acertados. —respondió cuando pregunté por qué la dejaba asistir a las reuniones de la manada.

Poco a poco, comenzaron a circular rumores en la manada.

—Lydia es la verdadera Luna en el corazón del Alfa.

—Elena es solo una forastera, ¿cómo podría compararse con los lazos de quienes crecieron juntos?

—Dicen que el oráculo original eligió a Lydia. Elena no es más que un reemplazo.

Esas palabras me dolían como puñales. Pero lo que más me dolía era que, mientras escuchaba esos rumores, Damon estaba a mi lado y no decía nada para defenderme.

A pesar de todo, nunca había pensado en romper el vínculo de apareamiento con Damon, porque realmente me había enamorado de él. Hasta que eligió a salvar a Lydia en medio del incendio.