"Isabela, ¿me dejas explicarme?" "Sé que estuvo mal usar tu vestidor sin permiso, pero Marina está embarazada, ¿acaso no debería ser nuestra prioridad en todo?""Ahora, por tu capricho, la empresa perdió una gran inversión.""Pero no importa, si convences a tu abuelo de seguir colaborando, yo te perdonaré."Antes de que pudiera responder, me llegó otro mensaje.“Estoy en la puerta de tu casa, hablemos.”¿Cómo sabía dónde vivía?Pasaron unos segundos y, aun así, apagué la pantalla y bajé las escaleras.Al fin y al cabo, nada dolía más que verlo cara a cara.Al abrir la puerta, lo vi agachado bajo un árbol.En cuanto oyó el ruido, levantó la cabeza, y sus ojos se iluminaron al instante.—¡Isabela! —corrió hacia mí y me sujetó la mano—. Sabía que me amas demasiado como para abandonarme.No me aparté, quería comprobar hasta dónde llegaba su descaro.—Escúchame —me miraba fijamente, la voz cargada de cautela—. Yo no hice nada malo, no te fui infiel, nunca te he traicionado, el hijo que l
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