—¿Qué dijiste?Emilio Herrera se incorporó de golpe, con el rostro más sombrío que nunca.El lobo de Emilio rugía sin descanso en su mente:—¿Qué… qué dijiste? ¿Lucía está muerta? No, imposible, ¿cómo iba a aparecer en el aeropuerto? ¿Acaso no estaba en casa?La razón perdida de Emilio fue regresando poco a poco, y trató de consolarse a sí mismo:"Sí, Lucía está en casa, no puede aparecer en el aeropuerto".Con manos temblorosas, marcó el número del mayordomo:—¿Lucía está en casa? ¡Pásame con ella ahora mismo!No se dio cuenta de que su propia voz también empezaba a temblar.Tras un largo silencio, la voz del mayordomo llegó desde el otro lado de la línea:—Lucía está en su habitación, ya se ha dormido.Emilio soltó un suspiro profundo, aliviado, y sus facciones se suavizaron.—Ya lo dije, ¿cómo iba a ir al aeropuerto? Ella jamás se marcharía.Carolina Torres lo había estado observando en secreto; al ver su expresión relajarse, esbozó una leve sonrisa.—Emilio, ¿pasa algo grave? ¿Y nu
Read more