Retiré la mano que golpeé a Mateo, con la punta de los dedos entumecida. Él se cubría la mejilla enrojecida, mirándome atónito. Esos ojos que una vez me hicieron perder la cabeza ahora estaban llenos de incredulidad. Intentó hablar, pero mi voz gélida lo cortó: —Mateo, ¿crees que con arrodillarte así voy a perdonarte y actuar como si nada hubiera pasado? —Ximena, sé que estás enfadada, pero escúchame.Dio un paso, tratando de agarrar mi mano:—Te prometí que, si volvía con vida, te haría una boda espléndida, que nunca nos separaríamos. —Pero eso fue hace tres años, ahora las cosas son diferentes. Antonella espera un bebé mío… Hizo una pausa, con una mirada de autosuficiente afecto y resignación. —Pero tenemos diez años de amor. ¿Cómo podría abandonarte? —Voy a casarme con Antonella, pero mi corazón siempre será tuyo. —Sigues siendo la persona más importante para mí, puedo acompañarte como antes, anunciaré que el niño será tu ahijado. —Seguiré siendo el hijo de tu padre, cuid
続きを読む