Semua Bab Tres años ignorada, ahora él suplica por ella: Bab 11 - Bab 20

—Últimamente, por la renovación de producción, el Grupo González está pensando cambiar el uniforme de trabajo. Quieren lanzar la licitación el próximo mes.—Esto...Olivia sonrió con incomodidad:—Señor González, para serle sincera, en el estudio solo estamos mi amiga y yo. No podemos asumir las producciones de uniformes para grandes fábricas, ni siquiera tendríamos capacidad para las pequeñas.Yolanda y ella solían diseñar y confeccionar a mano ropa de mujer para venderla en su propia tienda. Como la tienda no era muy popular y no tenían muchos pedidos, apenas se daban abasto entre las dos.Nunca habían intentado la producción en masa.—No pasa nada. Pueden hacer los diseños y yo les ayudo a contactar a los fabricantes de ropa —dijo él—. Claro, también pueden vender solo los derechos de diseño de los uniformes. Al fin y al cabo, su estudio acaba de empezar, tal vez sea mejor ir paso a paso.—¿Pero un estudio pequeño como el nuestro califica para participar en la licitación del Grupo

Al fin y al cabo, pertenecían al mismo círculo de la alta sociedad, ¿cómo no iban a conocerse?Olivia no tenía ninguna gana de aclarar que entre ella y Gabriel no había absolutamente nada.Lo observó abrir la puerta del auto para marcharse.Entonces, con frialdad contenida, lo llamó:—Sergio.Sergio se detuvo justo cuando iba a abrir la puerta del auto y la miró de lado.—¿Qué pasa? ¿Te arrepentiste?—Cuando tengas tiempo libre, vayamos a firmar el divorcio.Ser el heredero del Grupo Fernández significaba que, donde fuera, la gente lo trataba con halagos. Incluso Olivia, durante años, jamás se había atrevido a faltarle el respeto.Excepto hoy.Hoy Olivia parecía otra, como si le hubieran hecho un hechizo, una y otra vez insistía en que se divorciaran.Si seguía tolerándole todo, ¿qué dignidad le iba a quedar?Apretó los labios y soltó, frío:—Cuando quieras.—Bien. Mañana nos vemos a las nueve en el registro civil.Sergio la miró alejarse a paso rápido y casi estrelló la puerta del aut

"Eso es la diferencia de clases, la brecha que hay nosotros", Olivia pensó con amargura.Sandra lo despidió con toda la zalamería posible y, apenas Sergio se fue, su rostro cambió. La tomó del brazo y la levantó del piso de un tirón.—¡Vas a regresar ya mismo!La empujaron dentro del auto.Olivia había resistido y también había dicho que no.Pero nada podía contra el destino de ser controlada por su madre.Se encogió en una esquina del asiento, escuchando cómo Sandra la insultaba sin freno.Solo cuando el auto se detuvo y Sandra volvió a jalarla para bajarla, Olivia descubrió que habían llegado al hospital.Sandra ni se molestó en explicarle nada. La llevó casi arrastrada hasta la habitación donde estaba internado su padre y la empujó frente a la cama.—¿Divorcio? Abre bien los ojos y mira a tu papá. ¿Tú crees que puedes permitirte el divorcio así como así?Olivia fue obligada a arrodillarse.Miró el rostro hundido y demacrado de su padre. Las lágrimas caían sin parar.Ella estaba conv

En los últimos tres años, debido a la influencia de Doña Fernández, Sergio rara vez llevaba a Olivia a la mansión familiar, pero siempre la llevaba para el día del evento familiar.Aunque llevarla significaba que los parientes se burlarían de él, directa o indirectamente, por haberse casado con una sorda, no tenía opción.Olivia era su esposa y la madre biológica de Víctor.El protocolo no podía fallar.Al tratarse del día del evento familiar, la mansión estaba especialmente animada hoy.Doña Fernández sostenía a Víctor en brazos mientras tomaba té y charlaba con un grupo de parientes. Clara estaba a su lado, ayudando a cuidar al niño.Al ver entrar a Sergio, Doña Fernández miró de inmediato detrás de él.Al no ver a Olivia, su humor mejoró considerablemente.Ella se dirigió a todos con una sonrisa:—Sergio trabaja tanto que hasta llega tarde para venir a casa. El mes pasado, cuando volvió a la Capital a visitar al abuelo, el anciano incluso dijo que quería dejarle también el mercado i

—No fui yo quien se lo dijo. Es la primera vez que lo veo.Gabriel sonrió.Dijo:—¿Hace falta que alguien lo diga? A las chicas suelen gustarles las mismas cosas.Olivia miró el trozo de pastel que Yolanda estaba comiendo.Era de vainilla, el favorito de Yolanda.Al final, Gabriel tenía razón.Había elegido los sabores que suelen gustarles a las mujeres, sin ninguna intención especial.Era la primera vez que Olivia visitaba la fábrica y también la primera vez que hablaba cara a cara con los trabajadores de la línea de producción.Anotaba con atención todas sus sugerencias y necesidades.La mayoría eran de su edad y, aunque no supieran quién era Gabriel, la trataban con afecto.Nadie la miraba distinto por su discapacidad.Ella, que estaba acostumbrada a miradas frías, se sentía incluso un poco incómoda."La gente no es tan mala como parece. A veces solo hay que cambiar de ambiente para vivir algo distinto."Antes, Olivia no creía en eso.Hoy sí.Todos estos años había intentado encajar