Valentina sonrió, podía ver que Diego la estaba elogiando de manera indirecta.Miguel comentó:—Si Sofía, por oponerse a ti, no duda en sacrificar la empresa de su hermano... no entiendo en qué está pensando.Nadie creía que Sofía pudiera resolver por sí sola los problemas de Sebastián. Si no podía solucionarlos, ¿por qué no se rendía? Solo era renunciar al trabajo, no era gran cosa.No ceder ni un paso era crear problemas sin sentido, estaba loca. Quizás Gabriel había cambiado de mentalidad. No quería participar en lo que decían; al contrario, sentía una repulsión.Observaba el vino en su copa, ligeramente distraído.—¿En qué piensas? —Diego le echó un vistazo.Gabriel negó con la cabeza.—En nada.—¿Te gusta alguien?Él se sorprendió, no esperaba que Diego le hiciera esa pregunta. Negó con la cabeza.—No.Pensó para sí: "Claro que sí. Me gusta tu esposa. Bueno, para ser exactos, me gusta tu exesposa".Entonces Gabriel entrecerró sus ojos.—Pero Diego, tengo curiosidad. Si en el futur
Diego sostenía una copa de vino y, al ver a Sofía, su cara mostraba una indiferencia total.Sofía sabía que a él no le importaba. En su relación, ella era quien cedía. Antes lo amaba, así que seguía sus deseos de buena gana. Pero eso era todo lo que había llegado a conocer de Diego. Por eso nunca imaginó que atacaría a Sebastián.¡Eso había tocado su punto más sensible! Toda persona tiene algo que proteger en este mundo y Sebastián era su familiar más cercano. No quería que sufriera daño alguno. Pero Diego había hecho eso.En ese momento, Sofía deseaba destrozarlo. ¡Hacer pedazos su máscara de frialdad! ¡Pisotear toda su arrogancia! Sin embargo, ella apartó la mirada, sin decir palabra y siguió caminando sin mirarlo.No dirigió la vista hacia Gabriel. Él pertenecía a un mundo diferente al suyo. No había razón para tener contacto. Sofía y Mónica caminaron hacia adelante. Entonces la escuchó decir:—Es un payaso.Sofía estaba segura de que Mónica se refería a Diego. Esas palabras llegaro
Pero tampoco podía permitir que sus colegas se burlaran de ella.—¡Preocúpate de lo tuyo!Joaquín llevó a Sofía a la oficina de Sebastián. El escritorio de él era un desastre. Al llegar a la empresa, él también se había calmado porque tenía que enfrentar los problemas del desarrollo del juego. Entonces, Joaquín acercó una silla e invitó a Sofía a sentarse.Sebastián no soportaba ver la actitud servil de él, se burló y miró a Sofía.—¿Todavía no te vas?Hacía mucho que no se veían y antes no había tenido tiempo de observarla. En ese momento, Sofía lo examinó con cuidado.—¿No tenías curiosidad?Sebastián contestó:—Si me dices o no, me da igual.—Me divorcié de Diego, pronto tramitaremos el certificado.Sebastián tenía una mano sobre el mouse, en ese momento la apretó con fuerza. Su mirada, que estaba fija en la computadora, se posó en Sofía y su expresión se tornó seria. Entonces, preguntó:—¿Por qué me busca problemas?—Trabajo en Corporación Sierra, el presidente de la empresa es el
Al escuchar el nombre de Diego, Alejandro mostró su disgusto. Era obvio que esa persona le arruinaba el humor.—Lo que él haga no me concierne en absoluto. Si quieres meterme en eso, hazlo por tu cuenta.Camilo persistió.—Sofía estaba trabajando en Corporación Sierra. Fue solo después de tu regreso que Diego comenzó a forzarla para que renunciara. Al ser tu hermano, te resultaría más fácil a ti intervenir que a mí...—Si tienes ganas de actuar como el protector de Sofía, adelante, pero no me involucres.Alejandro apuntó hacia la salida.—De lo contrario, puedes irte.Camilo achicó los ojos. Alejandro era despiadado e insensible, como si le faltara compasión humana.—¿A quién tratas de engañar? Tienes doble personalidad: una máscara en público y otra en privado. Si no, ¿cómo explicas que llevarás a Sofía a su casa ayer?Él recordó la imagen de la marca en el cuello de Sofía. Su semblante permaneció imperturbable, pero sus ojos se tornaron fríos. Estudió a Camilo durante unos instantes.
Gabriel suspiró con resignación. ¿Lo ignoraba después de todo?Sofía agarró la mano de Sebastián y caminó hacia la salida. Gabriel metió una mano en el bolsillo, su mirada se fijó en la muñeca que Sofía tenía sujeta. El gerente regresó después de resolver sus asuntos y al verlo se sobresaltó. Los ojos de Gabriel se veían aterradores. ¿Qué estaba pasando?***Afuera del bar.Manuela los esperaba y cuando vio a Sofía, su rostro mostró gran disgusto.—Sofía, ¿qué te ocurre hoy? Has hablado de forma muy ofensiva.Manuela adoptó una expresión de perplejidad que recordaba mucho a su madre Paloma. El corazón de Sebastián se estremeció. Pero él jamás buscaría el reflejo de su madre en su tía, solo Sofía sería capaz de hacer algo así.Cuando ella rechazó a Gabriel, la mirada de Sebastián se había calmado. Pero, se volvía a endurecer. Ella podía humillarse si quería, pero él no deseaba ser testigo de ello... Mientras reflexionaba, Sofía ya se había acercado a Manuela.Sebastián cerró los puños.
Al ver a Gabriel, Sofía se tensó.Él era muy buen amigo de Diego. Él amaba a Valentina y Mateo era su hermano. ¡Gabriel se pondría del lado de Mateo!Joaquín también cambió de expresión y le contó a Sebastián sobre la identidad del recién llegado, para que se preparara mentalmente. Sebastián se rio con desprecio, sin darle importancia. Él se hacía responsable de sus actos, no tenía miedo de nada.Pero Diego... ¿qué diablos había pasado entre él y Sofía? No podía entenderlo. Sebastián miró a Sofía con ojos feroces, cerrando los puños. Se la pasaba pensando si las consecuencias serían muy graves, si le daba un puñetazo a Diego.¡Seguramente serían muy graves! Al pensar esto, Sebastián los apretó aún más fuerte. Solo podía apresurarse a volverse más poderoso. Así tendría el valor de darle una cachetada a Sofía para que despertara.Mateo al ver a Gabriel, se sintió aliviado. Inmediatamente, se quejó. Dijo que estaba bebiendo tranquilo cuando Sebastián lo provocó y él tuvo que defenderse, l