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Capítulo 5

Author: Zafira
El avión aterrizó y, tras varias conexiones, por fin llegué a la escuela del programa de docencia rural.

El entorno era austero, pero el aire, increíblemente limpio. Sentí el cuerpo aflojarse.

Al día siguiente, de pie en un aula por donde se colaba el viento, miré esas caritas nobles —algunas con tierra aún pegada— y sonreí.

Me adapté rápido. De día, daba clase a tres grados; al salir, cocinaba para mí.

No había comedor y para comprar algo había que bajar la montaña hasta el pueblo del valle.

Pronto hice migas con las otras maestras voluntarias. Casi todas firmaron por el mínimo de tres años y contaban los días para volver.

Yo firmé por diez. En esas jornadas empecé a pensar, incluso, en echar raíces aquí.

En mi segunda semana, una docente nueva renunció: no aguantó las condiciones y se fue a la ciudad.

Con la falta de personal, el director me asignó también sus cursos.

Vivía a mil, pero estaba llena.

Con esos chicos tan francos, yo también empecé a sentirme feliz.

No esperaba que, ape
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