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Capítulo 03

Author: Niebla Gris
Sin embargo, no había tiempo para detenerse. Apreté los dientes y luché por levantarme, corriendo con todas mis fuerzas hacia la casa de los Peña. No me importaba que mis pies congelados se hundieran en la nieve y se lastimaran hasta sangrar, solo podía pensar en correr desesperadamente hacia adelante.

Aunque era la casa «de al lado», realmente se encontraba a un kilómetro de distancia.

El aire helado me lastimaba la garganta, pero no me atrevía a aminorar el paso, ¡porque sabía que en mi vida anterior no había entrado un solo hombre a la casa!

Cuando finalmente me desplomé frente al portón de hierro de los Peña, golpeé desesperadamente, gritando con voz ronca:

—¡Xavier! ¡Abre, auxilio! ¡Entraron ladrones a mi casa, salva a mi mamá!

Finalmente, el portón se abrió con un chirrido, y Xavier apareció en la entrada frunciendo el ceño. Llevaba un abrigo de cachemira, bien calentito, pero su rostro no tenía ni pizca de calidez. Me miró desde arriba mientras yo me encontraba arrodillada en la nieve, y, lentamente, dijo:

—Lucía, últimamente has mejorado mucho tu actuación. —Su tono era burlón y un tanto despectivo.

La sangre me hervía en el pecho, y toda mi cabeza me daba vueltas.

—¡Xavier! ¡No estoy jugando, tampoco es broma, mi mamá… no sé si está viva o muerta! Te ruego que mandes a alguien conmigo para salvar a mi madre.

Me examinó de arriba abajo, viendo mis heridas patéticas, y dijo con admiración:

—Si tu hermano no me hubiera dicho que por celos de Milena ibas a hacer el truco del robo a mano armada, hasta te habría creído.

—¡No le hagas caso a mi hermano, esto es verdad! —le expliqué desesperadamente—. Ya llamé a la policía, solo que aún no llegan. ¡Te lo ruego, mi madre recibió una puñalada! ¡No aguantará mucho tiempo!

En mi vida anterior, no sabía si esos tres ladrones se desquitarían con mi madre. Ella y yo habíamos luchado a muerte, y las dos habíamos terminado llenas de heridas. A mí me desgarraron abajo, y mi madre había quedado en estado vegetativo.

Por eso, ahora, que había regresado, ¡no quería que mamá muriera por mi culpa!

Le mostré a Xavier el registro de mi llamada de emergencia en mi celular, pero él no tuvo ni la menor intención de creerme. Al contrario, continuó con un sarcasmo frío:

—Esta vez lo hiciste en grande, ¿eh? ¿Hasta llamaste a la policía de verdad? ¿Un robo montado por ti misma? Esta actuación de víctima está tan bien hecha que casi me la creo. De verdad, tengo que admirar tu tenacidad.

—¡Xavier! ¡¿Estás loco?! ¡Es verdad! —grité con los ojos inyectados en sangre, las lágrimas nublaron mi vista.

Sin embargo, ese grito desesperado no logró despertar su confianza.

Se dio la vuelta para irse, pero lo agarré de un brazo.

—¡Te lo ruego! ¡Mi mamá necesita ayuda de verdad! ¡Si no vas ahora, puede morir… de verdad se va a morir!

Me miró desde arriba, pero sus ojos solo mostraban frialdad cuando digo:

—Lucía, tu hermano me encargó especialmente que no me preocupara por ti, que te dejara hacer tu berrinche.

Su indiferencia lastimó mis nervios.

Antes de que apareciera Milena Cruz, Xavier había sido mi amigo, a quien había conocido en la infancia, gentil y considerado conmigo.

Incluso después de nuestro compromiso, me mimaba extremadamente. Pero, desde que había aparecido esa mujer, todo había cambiado. Xavier se había vuelto cada vez más frío conmigo y hasta mi hermano empezó a alejarse de mí.

Para complacer a Milena Cruz, había hecho puras estupideces.

Solo porque una empresa tenía el mismo nombre que el perro querido de Milena Cruz, ¡la había arruinado a esa empresa, llevando aquella desgracia a nuestra familia!

Me arrodillé desesperadamente en la nieve, suplicando:

—¡Xavier, te lo ruego! ¡Solo ve con alguien a mi casa a echar un vistazo, por favor! ¡Hasta puedes cancelar nuestro compromiso, si quieres! Pero… ¡por favor!

Estaba totalmente desesperada.

Una y otra vez rezaba en mi mente, rogando que Xavier tuviera algo de conciencia.

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