Disparates

"Ivy, ¿por qué no entras?"

La voz del Profesor Smith vino desde atrás, e Ivy se volteó para ver al Profesor Smith, a quien no había visto en años, caminando hacia ella con una sonrisa.

Habían pasado tres años, y el profesor, que se había sumergido en la investigación, ahora tenía algunas hebras de cabello blanco en las sienes y una expresión cansada en el rostro. Sin embargo, al ver a su alumna estrella, sus ojos fatigados se llenaron de emoción.

Ivy era un genio que el Profesor Smith nunca había encontrado en sus cincuenta años de enseñanza. Si no fuera por el error de hace tres años, sus logros habrían superado los suyos.

Al pensar en esto, no pudo evitar sentir un sentido de arrepentimiento.

En este momento, los compañeros de clase que estaban haciendo ruido también se callaron.

La puerta de la habitación privada se abrió, y el Profesor Smith se apartó felizmente para dejar entrar a Ivy. Tan pronto como ella entró, pudo ver claramente la aversión y el desprecio sin disimulo e