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Capítulo 27
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Señor Rodríguez, la señora declara que ya no dará marcha atrás Capítulo 631
Valeria la miró con frialdad.—¿Qué? ¿Estás decepcionada?Cuando había gente delante, Valeria nunca le había dado buena cara a Naia. Y Naia siempre actuaba como si ya estuviera acostumbrada a que Valeria la tratara mal, pero aun así tenía la cara dura de seguir acercándose.—Estoy contenta por ti, Valeria. Mira, Leonel es muy bueno contigo. Ya no hagas corajes ni lo hagas enojar. En Ventoluz se permite tener varias esposas, ¿podemos llevarnos bien?Valeria soltó una risa fría y fue a sentarse lo más lejos posible de ella.Al ver eso, Naia bajó la cabeza, algo desanimada, con cara de estar muy dolida.Carla le llevó a Valeria un tónico.Leonel dijo:—Ya casi no tienes toxinas en el cuerpo, de ahora en adelante tienes que comer cosas nutritivas.Valeria se rio con frialdad.—¿Y de qué sirve comer bien? Cualquier día que no estés de buenas me vuelves a envenenar. Leonel, ¿estás contento con tu trofeo?Él se molestó, se puso serio.Al ver eso, Naia rápidamente dijo:—Valeria, no le hables
Señor Rodríguez, la señora declara que ya no dará marcha atrás Capítulo 630
Una semana después.Durante toda una semana, Valeria había estado tomando medicinas todos los días. Su sentido del gusto se recuperó, pero su vista no mostraba progreso alguno.Leonel le tomaba el pulso y le aplicaba acupuntura todos los días.Medio mes después, una mañana, Valeria despertó y abrió los ojos, el sol que entraba por la ventana la hizo arrugar la frente. La luz, que no había visto en tanto tiempo, hizo que se le humedecieran los ojos.Finalmente había recuperado la vista.Ya era abril.La nieve de San Aurelio ya debía haberse derretido.Valeria apartó las cobijas y bajó de la cama, caminó hasta la ventana y la abrió. Comparado con San Aurelio, allí hacía calor todo el año.La brisa matutina era fresca, los gorriones cantaban en los árboles.Valeria extrañaba a sus dos hijos.Susana y Rafael se habían escondido con ellos en Puerto Sereno. El ambiente allí era similar al de Ventoluz, pero como pertenecía a una zona de altiplano, era más seco. No sabía si los niños se habría
Señor Rodríguez, la señora declara que ya no dará marcha atrás Capítulo 629
—¡Esto es un desastre! —Santiago se molestó—. Valeria no entiende nada. Leonel la persigue por mi culpa, ¿cómo pudiste dejar que lo fuera a buscar?—Pero Leonel ya tiene sus ojos puestos en los dos niños. La señorita Núñez dijo que no hace esto por la causa general ni por ti, solo lo hace por los niños.Santiago quedó paralizado.Silvano levantó la cabeza, mirando a Santiago con expresión seria.—En realidad tú también lo sabes, estamos en un callejón sin salida. La señorita Núñez es muy inocente, pero sin duda es la única persona que puede mover a Leonel ahora.Santiago cerró los ojos, y tragó.—Leonel no suelta a Valeria por mi culpa, yo la metí en esto.—En realidad puede que no sea todo por tu culpa.Santiago abrió los ojos y lo miró sin entender.—¿Por qué dices eso?Silvano suspiró.—La verdad es que la señorita Núñez me contó muchas cosas ese día. Dijo que hace más de nueve años, la misma noche en que te conoció, también salvó a Leonel de casualidad. Pensándolo ahora, tal vez fu
Señor Rodríguez, la señora declara que ya no dará marcha atrás Capítulo 628
Al escuchar eso, Valeria apretó los labios. Al final, no se resistió.Leonel confiaba ciegamente en los venenos que usaba, pero ahora, mientras le tomaba el pulso a Valeria, su cara se fue poniendo cada vez más seria. ¡Su pulso estaba mal!Le soltó la mano a Valeria y le tomó la otra. Después de un rato, también la soltó.—¿Qué has estado comiendo últimamente?Valeria lo miró con frialdad.—Me fui por más de diez días, ¿quieres que te cuente todo lo que comí en esos días? Lástima que después perdí el gusto, así que la verdad no sé ni qué comí.Leonel tenía muy mala cara.—Valeria, dime la verdad, ¿tomaste alguna medicina?—No —respondió Valeria—. La misma noche que Alonso me ayudó a escapar, el avión se estrelló. De pura suerte acabamos en una isla pequeña donde nos quedamos unos días. Era un lugar muy atrasado, no había manera de encontrar un doctor.Leonel la miró y la confrontó.—Pero fueron a Amaranto, Maximiliano los recibió.—Alonso me llevó a buscar a Maximiliano, pero él no qui
Señor Rodríguez, la señora declara que ya no dará marcha atrás Capítulo 627
Ventoluz, aeropuerto de Santa Catalina.El avión privado aterrizó. La puerta de la cabina se abrió. Una azafata ayudó a Valeria a salir.Valeria no podía ver, solo sentía el viento que soplaba de frente trayendo una sensación de calor sofocante. En este país tropical, la temperatura durante el día siempre era elevada.Enzo representaba a Leonel para recibir a Valeria. La azafata la ayudó a subir al auto y cerró la puerta.Enzo condujo.Dentro del auto había demasiado silencio, y Valeria estaba muy tranquila.Enzo la miró varias veces a través del espejo retrovisor, solo viéndola sentada en silencio, sin mostrar ningún signo de estar siendo coaccionada. Pero Enzo, como el subordinado de mayor confianza de Leonel, sabía claramente lo que Leonel le había hecho a ella.Que Valeria pudiera estar tan tranquila era algo que sorprendía a Enzo.Desde el aeropuerto hasta la hacienda privada de Santa Catalina eran casi cuarenta minutos de viaje.Valeria no se sentía muy bien, durante la segunda m
Señor Rodríguez, la señora declara que ya no dará marcha atrás Capítulo 626
Silvano soltó una risa.—¿Cuándo supiste que Alonso era el señor Rodríguez?—Hace poco, supongo. —Valeria sentía cierta ansiedad—. Silvano, ¿Santiago fue a buscar a Leonel?—Tiene planeado ir, pero no se ha ido todavía. Tiene algunos asuntos que resolver primero, una vez que los resuelva, irá.Silvano habló sin rodeos.Valeria comprendió todo.—Quieres que lo detenga, ¿verdad?Silvano miró a la mujer frente a él, sintiendo admiración en su corazón.—No en vano eres alguien a quien nuestro Maximiliano mira con otros ojos. Eres muy inteligente y muy serena.—Silvano, si pudiera elegir, desearía no haberlos conocido nunca.Los ojos de Valeria se humedecieron.—Aquella noche, cuando salí de la estación de policía, salvé a Leonel por casualidad. Después, mientras regresaba a casa pensando en mis cosas, crucé la calle con el semáforo en rojo y el auto de Santiago me rozó hiriéndome. Santiago me llevó al hospital, en ese momento me dio su tarjeta para hablar de la indemnización. Yo, al ver qu
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