Mariana soltó a Nicolás y tomó los regalos del sofá que estaba a un lado.—Todos estos los compré para ti, ¿a ver si hay alguno que te guste?Los ojos de Nicolás se iluminaron.—¡Es Iron Man!—¿Te gusta? —Mariana le acarició la cabeza. —Esta es una edición limitada, le pedí ayuda a varios amigos para conseguirla, fue muy difícil comprarla.—¡Gracias, mamá! —Nicolás tomó el juguete y su voz infantil resonó por toda la villa. —¡Mamá, eres muy buena!Mariana sonrió entre lágrimas.—Cariño, finalmente estás dispuesto a llamarme mamá.—Papá me acaba de explicar, me dijo que sufriste mucho para darme a luz.Nicolás dejó el juguete, tomó un pañuelo y le secó las lágrimas.—Mamá, perdóname. Esta mañana no debí haberte gritado, ya no te trataré así nunca más.Al escuchar esto, las lágrimas de Mariana fluyeron más abundantes. Lucía cada vez más lastimosa.—Cariño, tú no hiciste nada malo, fue mamá quien estuvo mal. Mamá hará todo lo posible por ser una buena madre de ahora en adelante.—¡Mamá no
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