Lahat ng Kabanata ng El Yerno Millonario: Kabanata 3781 - Kabanata 3790

Mientras Charlie decía eso, hizo una señal de paz con su mano derecha. Provocó satisfactoriamente a Julian con sus palabras.Julian se puso extremadamente furioso. No podía creer las palabras de Charlie. ¿Cómo podía él matar a dos artistas marciales de seis estrellas apedreándolos hasta la muerte? ¡Sonaba como una completa broma!Miró a Charlie y le advirtió fríamente: “Señor Wade, nunca tuve la intención de hacerte daño. Sin embargo, insististe y me provocaste con tus palabras repetidas veces. En ese caso, ¡no me culpes por ser grosero! ¡Usaré mi puño y te enseñaré la verdadera fuerza de un artista marcial de seis estrellas!”.Tan pronto Julian dijo eso, acumuló toda su energía en sus puños y piernas, ¡y se abalanzó sobre Charlie!Sin embargo, Julian no tenía intención de quitarle la vida a Charlie. Simplemente quería darle una lección a Charlie y mostrarle la verdadera fuerza de un artista marcial de seis estrellas.El cuerpo de Julian se abalanzó sobre Charlie como un camión a

Mientras tanto, Kathleen, quien seguía en la sala privada, desconocía por completo los acontecimientos que ocurrían en el exterior.Al fin y al cabo, estaban en un lugar situado junto a la carretera nacional. Había muchos ruidos ya que muchos coches pasaban a toda velocidad por la zona. Algunos camiones sobrecargados pasaban de vez en cuando, haciendo vibrar todo el suelo.Ella no podía escuchar ningún movimiento en el exterior.Charlie volvió por fin a la sala. Le sonrió a Kathleen y le dijo: “Señorita Jane, mis disculpas. Tuve que encargarme de algo. Siento haberla hecho esperar”.Kathleen respondió rápidamente: “Señor Wade, no se preocupe. ¿Ha resuelto su problema?”.Charlie asintió con la cabeza y respondió despreocupadamente: “Sí, lo he resuelto. Mi cliente preguntaba por algo relacionado con el Feng Shui. Ya he terminado de explicárselo”.Ella no dudó en absoluto de Charlie. Su actuación parecía tan real y sincera.Después, Kathleen dijo con una sonrisa: “Por cierto, Señor

Después de eso, él preguntó apresuradamente: “¿Tal vez fue al baño?”.Kathleen no podía ocultar su nerviosismo. “Pero no me puedo conectar con su teléfono en absoluto… Él… Nunca hay un momento en el que no pueda localizarlo por completo. Siempre es cauteloso y discreto en su trabajo. Nunca desaparecería sin informarme, así que… Puede que él esté en problemas”.Charlie sugirió casualmente: “¿Y si accidentalmente se le cayó el teléfono en el baño?”.Kathleen se quedó ligeramente sorprendida. Inmediatamente, sacudió la cabeza y refutó: “Eso no puede ser… ¡Con sus habilidades, no cometería un error de tan bajo nivel!”.Para ella, un artista marcial de seis estrellas podía reaccionar rápidamente. Eran más rápidos y fuertes que un humano común. Era imposible que Julian hiciera algo tan tonto como dejar caer su teléfono en el baño.Charlie se dio cuenta de su ansiedad. Se acercó a ella y trató de calmarla.Le dijo con firmeza: “Su chófer se veía muy fiable. A juzgar por su postura, prob

Jordan no esperaba enterarse de que Julian había desaparecido. ¡Julian había desaparecido a los pocos días de haber llegado a la Colina Aurous! Esto era impensable.Por el momento, Jarvis no estaba al tanto de la repentina desaparición de Julian. Se dirigió a la cama de Jordan y saludó a éste con una ligera reverencia. “Viejo Amo Fox, ¿por qué me ha llamado tan temprano? ¿Tiene alguna orden para mí?”.Jordan se apresuró a explicar: “¡Maestro Yant, Kathleen acaba de informarme que Julian ha desaparecido! ¡Ella sospecha que le ha pasado algo!”.“¡¿Qué?!”. Jarvis se quedó atónito. Refutó al instante: “¡Eso es imposible! ¡Julian es un artista marcial de seis estrellas! Es muy fuerte, y sus artes marciales son inigualables en toda Oskia. ¿Cómo puede estar desaparecido?”.Jordan dijo: “Kathleen está segura. Quedó con alguien para cenar, pero Julian ya no estaba cuando ella salió. Su número está fuera de servicio. ¿Qué otra cosa podría ser?”.Jarvis Yant se quedó atónito. Arrugó la frent

Mientras Albert decía eso, sacó su gruesa billetera del bolsillo. No había mucho dinero en efectivo dentro de la billetera, pero sí había todo tipo de tarjetas bancarias.Curiosamente, cada tarjeta bancaria tenía una nota adhesiva con una serie de números. Algunas eran de diez, otras de veinte, treinta o incluso de cincuenta y cien.Albert tomó una tarjeta con un treinta escrito en ella. Lanzó la tarjeta al asiento del chófer y dijo: “Hay quinientos mil dólares en la tarjeta. La contraseña es 5, 0, 0, 0, 0, 0. Pueden gastarlo libremente y repartir el resto entre ustedes”.Albert llevaba siempre consigo las tarjetas bancarias. Tenían un valor de al menos varios millones de dólares. Él no era el titular real de las tarjetas, pero guardaba las contraseñas en la tarjeta. Cada contraseña correspondía al límite de la tarjeta. Una tarjeta con un valor de trescientos mil tendría una contraseña que empezaría con tres y terminaría con cinco ceros. Mientras tanto, una tarjeta con quinientos mi