Lahat ng Kabanata ng La venganza del ex-marido: Kabanata 41 - Kabanata 50

—Christian, ¿cómo está la situación de mi madre? Dolores Pérez preguntó nerviosamente.—La enfermedad es bastante complicada, difícil de explicar en pocas palabras.—Pero afortunadamente, los pequeños problemas como inflamaciones no son graves por el momento. Si le hago una sesión de acupuntura y toma medicamentos durante unos días más, debería curarse completamente.Christian la consoló con una sonrisa.Después del tratamiento durante este tiempo, la médula espinal dañada de Francisca se ha recuperado básicamente. Solo quedan algunas complicaciones que son un poco difíciles.Si se trata oportunamente ahora, estas complicaciones no serán un gran problema. Pero si se permiten que continúen propagándose, las consecuencias serán graves: desde parálisis hasta poner en peligro su vida.—¿Puedes curarla?—¿De verdad? ¡Genial!Dolores Pérez estaba muy emocionada y feliz.Originalmente solo tenía la esperanza de intentarlo sin tener muchas expectativas sobre las habilidades médicas de Christi

La técnica de las Seis Agujas del Destino requiere el uso de espíritu. La última vez que trató a Daniel, debido a la falta de espíritu en su cuerpo, casi se agotó por completo. Esta vez, su nivel de cultivación ha alcanzado el nivel de alquimista, lo que ha mejorado considerablemente la situación. Ahora puede utilizar las Seis Agujas del Destino con mayor destreza. Aun así, después de aplicar la técnica de las agujas, debido a su nivel de cultivación aún bajo, pequeñas gotas de sudor siguen apareciendo en su frente, dejándolo exhausto y sin fuerzas en todo su cuerpo.A pesar de esto, después de aplicar la técnica, debido a su bajo nivel de cultivo, todavía sudaba profusamente y estaba muy cansado.En ese momento, se escucharon pasos acercándose. Un joven médico vestido con bata blanca y alrededor de 27 o 28 años entró acompañado por una enfermera joven para hacer una ronda rutinaria.Al ver que Francisca tenía varias agujas plateadas clavadas en ella, el joven médico Juan Gómez quedó s

Francisco no dudó ni un momento y se arrodilló ante Christian con un golpe sordo, levantando la mano para darse dos bofetadas fuertes. —Christian, lo que pasó antes fue todo mi culpa. Tú ayudaste a mi madre de buena fe y yo te traté así...—Soy una vergüenza... Lo siento, por favor perdona mi comportamiento anterior. —Francisco estaba muy avergonzado y se culpaba mucho.—Está bien, solo fue un malentendido. Espero que en el futuro no actúes tan impulsivamente...—Christian sabía que Francisco no tenía intención de chocar con él y él tampoco era rencoroso, así que le tendió la mano para ayudarlo a levantarse.Juan nunca esperó tal cambio dramático en la situación. Su rostro estaba sombrío mientras resoplaba fríamente: —¡Dolores Pérez, no necesitan agradecerle a este chico! Después del tratamiento en nuestro hospital durante este tiempo, Francisca ya casi había sanado por completo. Él simplemente tuvo suerte de estar allí.—¡Juan, lo que estás diciendo no es correcto!—Todos hemos vist

—¡Exactamente!—He visto a personas sin vergüenza antes, pero nunca he visto a alguien tan descarado como él.—Dolores Pérez es tan hermosa, ¿cómo puede él pensar que está a la altura de ella?—Realmente no sé de dónde saca tanta confianza.Los otros dos pacientes que estaban viendo el espectáculo en la habitación se rieron de la descarada actitud de Juan y todos defendieron a Dolores Pérez.Juan, enfurecido, dijo: —Francisca, ya he establecido las condiciones. Si no aceptan, tendrán que pagar más de 50.000 inmediatamente. De lo contrario, ¡llamaré a la policía!—Si son arrestados por fraude, no me culpen.Francisca y sus dos hijas se quedaron sin palabras. No podían ni siquiera reunir 5.000 ahora mismo, mucho menos más de 50.000.¿Cómo podrían conseguir tanto dinero?Por un momento, las tres mujeres se sintieron desesperadas y no sabían qué hacer.—¿No son solo 50 mil? ¡Yo pagaré por ellas!—, dijo Christian fríamente.—¡Joven, eres tú de nuevo!— exclamó Juan con la cara verde.Fue por

—No lo hice, juro por mi director que debes creerme. No promocioné medicamentos a los pacientes sin autorización y todos los medicamentos que prescribí son beneficiosos para el cuerpo del paciente. Es imposible dañar la salud de los pacientes. Juan estaba nervioso, quería explicarse, pero la distinguida posición de Christian lo hacía imposible acusar a un pequeño personaje como él. ¡Cualquier explicación suya sería inútil!—No quiero escuchar tus excusas.—Juan, a partir de ahora estás despedido. ¡Recoge tus cosas e irte inmediatamente!—El director golpeó la mesa con enojo.—No por favor...—Director, por favor dame otra oportunidad.Juan gritó y se arrastró hacia los pies del director suplicando sin cesar.—¡Fuera!—Seguridad, sáquenlo de aquí.El director patea a Juan y hace un gesto con la mano para que varios guardias lo agarren ferozmente como si fuera un perro muerto y lo arrojen afuera.—Bien!—Muy bien!—Despreciables como estos, sin ética médica, merecen lo que les pasa. ¡Qu