Lo de que el Polvo de Mareo atraía insectos era una mentira inventada por Serafina, pero suficiente para hacer caer en contradicciones a alguien con la conciencia intranquila.Aurelia terminó delatándose sola.—Majestad, todo fue culpa mía, yo lo hice…Incrédula, Indira la miró. Nunca pensó que Aurelia la protegería de esa forma.De inmediato se tiró en el suelo:—¡Majestad, tenga piedad! No fue culpa de Aurelia, fui yo… Yo quise ayudar a mi señora a librarse de su rival y por eso calumnié a Isadora. Ella no sabía nada.Aurelia, con lágrimas en los ojos, la miró:—No, no fue Indira…—¡Fui yo! —insistió ella, golpeando la frente contra el suelo. —¡Majestad, si ha de castigar a alguien, castígueme a mí!Una leal sirvienta, sin duda.Los ojos de Serafina brillaron, impenetrables.Aurelia abrazó a Indira y suplicó, llorando:—Majestad, aunque Indira cometió un error, ha sido mi doncella desde que llegué, la quiero como a una hermana. Ruego a usted que sea indulgente. Fue mi falta de vigil
Read more