Bruno ya no pudo aguantarse, la besó, y Liana murmuró muy bajito.Sus bocas se encontraron con ganas, como si el mundo se fuera a acabar. Y luego se soltaron de golpe.En el último momento, Liana lo empujó con fuerza, mientras él jadeaba encima de ella.—No… estás casado, y además Michelle sigue esperando a tus hijos. ¡No voy a ser la otra!Los ojos de Bruno ardían como fuego, y, con voz ronca, respondió:—Está bien… tengo que hacer las cosas bien, por ti. ¡Espérame un poco más! Un hombre sin pecado… solo ese es digno de tocar a una mujer sin pecado como tú, Lia.Después de decir esto, le dio un beso en la frente, como si cuidara algo sagrado.Liana sonrió, satisfecha.Bruno no la vio, pero yo sí.¿Liana, sin pecado? ¿Pura?Qué risa. ¡Qué puta risa!¿Y todas las veces que había venido a buscarme, toda llena de rabia, gritándome que aunque estuviera embarazada, yo no era más que su reemplazo? ¡Que incluso los hijos que yo tuviera iban a decirle «mamá» a ella!¿Y eso no era u
Read more