Valeria, después de que Amanda y Nicolás se marchasen, lo pensó un momento y decidió regresar a su sala de descanso para echarle un vistazo. No notó nada fuera de lo común. Sacudió la cabeza, pensando que probablemente había sido demasiado suspicaz. Nicolás era solo un niño, no haría nada malo. Pero aun así, Valeria prefería no ser molestada nuevamente.Al salir de la oficina, Valeria le dijo a Luciana:—De ahora en adelante, sin importar la razón, a cualquier persona relacionada con Nicolás y Santiago no la recibas.—Está bien —Luciana suspiró—. Valeria, perdón, es que escuché que decía que venía por encargo del señor Quiroga, y temí ofenderlo, así que...—Lo entiendo, pero lo que traía en las manos era una falsificación, y eso de que venía por encargo del señor Quiroga probablemente también era mentira.Valeria miró a Luciana, quien tenía cara de culpa, y con voz serena le dijo:—El señor Medina que viene esta tarde tiene mucho más peso que el señor Quiroga, así que mantente alerta.
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