Hablé lo más suavemente posible, sin desnudar la traición de Salvador y Lucía.Pensé que él se sentiría culpable, que me daría alguna explicación.O quizá, por fin, cancelaría la boda según lo que en verdad sentía.Pero Salvador se puso serio y me reprendió:—¿Por qué te pones celosa solo porque le hablé un poco más a Lucía ? ¿Y ahora quieres cancelar la boda para chantajearme? Isabela, ya tienes veintiocho años, no eres una niña. No juegues con la boda así, no seas tan inmadura.Apreté mis manos y bajé la voz:—Pero Lucía es diferente, tú la has amado en secreto, ustedes...Salvador frunció el ceño y me cortó:—Eso ya quedó atrás, ¿puedes dejar de revolver cosas del pasado?¿Pero eso es mi culpa?Él es un fotógrafo excelente, pero nunca me toma fotos. Dice que no le gusta hacer retratos.Sin embargo, en su computadora hay miles de fotos de Lucía.Cuando lo descubrí, le hice un escándalo.Él juró que lo que tuvo con Lucía fue solo pasado, que ahora solo la veía como familia.Le creí, p
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