¡Pum!Luis se tapó la nariz y se echó hacia atrás, con la cabeza dándole vueltas.Antes de que pudiera reaccionar, Alberto lo agarró del cuello y le propinó varios puñetazos.Los dos hombres, como dispuestos a desatar todo el resentimiento que guardaban, intercambiaron golpes, cada uno directo a la carne, negándose a ceder.-Luis, Esperanza es mi prometida. Ella me eligió. ¡Deberías haber renunciado, en lugar de seducirla y aferrarte a ella.-Alberto, ya sabes que Espe es tu prometida, así que ¿por qué no tienes fe en ella? ¿Por qué no la tratas bien? Te has enamorado de otra persona desde que Felicia regresó. Llevo mucho tiempo queriendo darte una lección.Me retiré a un rincón y los observé pelear hasta que ambos quedaron exhaustos, uno apoyado en la pared, el otro en el marco de la puerta. Luis se limpió la sangre de la nariz, jadeando, con la cabeza echada hacia atrás para mirar a Alberto.-Dime, ¿por qué no la apreciaste?Esta pregunta era tanto para Alberto como para sí mismo.
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