Ella bien pudo haberse sostenido, pero no lo hizo. De repente, se dejó caer hacia atrás y cayó de golpe al suelo.La punta de la mesa le cortó el brazo, y empezó a sangrar al instante.Nelson, que se enteró de la herida, paró en seco una reunión importante frente a todos. Se acercó y, con sumo cuidado, le tomó la mano para revisarla.Con la voz helada, Nelson preguntó: —¿Quién le hizo esto?A Paulo, al ver su reacción, el color se le fue de la cara.Yo sabía cómo las gastaba Nelson cuando quería castigar, pero no iba a hacerme daño. Así que decidí echarle la culpa a Paulo.—¿Y qué? ¿Qué pasa si fui yo? Se lo tenía bien merecido.Ivana, con los ojos llenos de lágrimas, se refugió en los brazos de Nelson.—¡Sí! ¡Me lo merezco! ¡Me enamoré de quien no debía y ahora me tratas como a una cualquiera!Nelson le acarició el cabello con suavidad, con esa voz tan cálida y protectora:—Ya, no llores más, mi vida. Me duele verte así.Nelson, de verdad, la trataba diferente.Bajé la mirada, sin qu
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