Arrastrada por el deseo, levanté la otra mano y la puse sobre mis pechos...Mi esposo ya estaba tan excitado que tenía la cara sumamente roja y me decía: —Sí, mi amor, hazlo así...Tanto él en el otro extremo del video, como yo de este lado, erguíamos las caderas al mismo tiempo.Andy, parecía estar compitiendo con la otra persona, cada vez empujaba más fuerte y más rápido.La pantalla se distorsionó y se oyó el sonido de los jadeos de mi esposo.—Cariño, hoy estuviste genial. Ven a casa rápido. Cuando llegues, te recompensaré con juguetes sexuales. Estoy cansado, iré a descansar un rato.La videollamada se cortó, pero la persona detrás de mí no podía parar.Me agarró fuertemente por la cintura y mi cuerpo se balanceaba sin parar. Ni siquiera podía ver con claridad los dibujos del piso.Cuando todo se detuvo, me abrazó y me besó. Fue entonces cuando logré recobrar la cordura, y enseguida llegaron la confusión y la desolación. Las lágrimas, sin saber por qué, comenzaron a brotar de mis
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