Acusada de bullying, mi hermano me encerró en el convento
La chica que le gusta a mi hermano me acusó falsamente de bullying.
Mi hermano, el mismo con quien había compartido todo desde siempre, en un arrebato de furia, me mandó a un convento para que me corrigieran.
Con el tiempo, me volví la hermana perfecta que él siempre había soñado: callada, obediente, sin deseos propios.
Pero cuando leyó mi historial médico, perdió la razón.
—¡Natalia, por favor... llámame hermano una vez más!