Ceniza en el Viento: La Huida de la Cenicienta Rebelde
Desde los dieciocho años, Valeria Santacruz había estado al lado de Benjamín Ortega. Durante un accidente, lo salvó… y a cambio, perdió la audición.
Cuando por fin recuperó el oído, corrió emocionada a contarle la noticia.
Pero lo encontró abrazando tiernamente a su eterno amor imposible, su famosa "luz en la oscuridad".
Benjamín siempre supo que Valeria lo amaba más allá de toda razón. Que daría todo por él, incluso su vida.
Pero esa vez, ella no reclamó nada. Firmó un acuerdo de confidencialidad… y se esfumó de su mundo.
—En una semana estará de vuelta —se burló él, confiado.
Pero pasaron tres meses. Y ella no volvió.
Benjamín perdió la calma. La buscó como un loco por cada rincón.
El hombre arrogante y orgulloso se rindió por primera vez:
—Valeria, ya, no juegues más. Vuelve, por favor…
—Lo que quieras, te lo doy. Solo regresa.
—Si me estuviera muriendo… ¿vendrías a verme una última vez?
Cuando al fin se reencontraron, él se arrodilló a sus pies, con los ojos enrojecidos y una taza en las manos.
—Valeria… por favor, acepta este té.