Share

Capítulo 182

Author: Violeta
Celia fue a visitar a Rosa. Quien abrió la puerta fue una sirvienta. Antes de que pudiera preguntar, desde dentro se escuchó la voz de Rosa.

—¿Quién es?

Rosa llegó a la sala y, al ver a Celia, se sorprendió.

—¿Celia?

Después de que la sirvienta se fue a hacer sus quehaceres, ella ayudó a Rosa a sentarse en el sofá.

—Mamá, ¿la han estado cuidando bien estos días? —le preguntó, preocupada.

—No te preocupes. César no me ha tratado mal. —Rosa se sentó sin prisa. Todos los arreglos de César habían sido apropiados. No obstante, por más que él organizara las cosas, ella no le estaría agradecida.

De pronto, al recordar algo, miró hacia la cocina y, tomando la mano de Celia, habló con ella en voz baja.

—¿De verdad nos iremos de la capital? ¿Y Carlos... podrá ir con nosotras?

Ella hizo un leve gesto con la cabeza como confirmación.

—Sí, todo está arreglado. Ya encontré una casa allá. —Consoló a Rosa.

Ella miró con nostalgia esa casa en la que había vivido durante mucho tiempo.

—Fabio nos dejó es
Continue to read this book for free
Scan code to download App
Locked Chapter

Latest chapter

  • Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró   Capítulo 510

    —Nos conocemos. Denos unos momentos para conversar a solas, por favor —dijo César, dirigiéndose a la empleada doméstica.Una sorpresa fugaz cruzó los ojos de la empleada. Le respondió con una sonrisa y luego se retiró rápidamente. Celia cruzó los brazos y lo miró.—Eh, César, ¿en serio no te da miedo que mi hermano te reconozca?César dio un paso hacia ella, sonriendo.—Ya me investigó. Pero esta identidad que uso no tiene ningún problema. Mientras yo no lo admita, ¿qué puede hacer?Ella mordió ligeramente su labio inferior y guardó silencio.—¿Estaban ricas las brochetas?Celia volvió en sí.—¿Me estabas siguiendo?Él sonrió con amargura.—Con mi posición actual, ¿necesitaría seguirte? Solo fue una coincidencia.Su sonrisa se atenuó un poco al terminar de decirlo. Ella se quedó sin palabras. Era cierto y no podía refutarlo. Ahora él era Zeus Mendoza, no César Herrera. Además, ya estaban divorciados. No había razón para que siguiera vigilándola… Al final, ella mostró una media sonrisa.

  • Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró   Capítulo 509

    Ben revisó la fotografía. En ella, aparecían un hombre y una mujer. Aunque la imagen no era nítida, podía distinguir sus siluetas. De hecho, él ya había sospechado de la relación entre estas dos personas, especialmente dado el giro en sus posturas, pero nunca había tenido pruebas. Sin embargo, no esperaba que Miguel le entregara la foto de manera proactiva. Alzó la mirada y le hizo una pregunta:—¿Y qué pretende con esto?—Considérelo un regalo. No necesito ninguna promesa a cambio —respondió Miguel, alzando su taza con un gesto.Ben no dijo nada más. Guardó la fotografía y salió del club.***Por la tarde, Nicolás salió del instituto de investigación. Al ver la dirección que Celia le había enviado, que estaba cerca, solo siguió la navegación. Después de caminar unos cien metros, la vio parada frente a un local, saludándolo con la mano. Él cruzó la calle con calma y miró el establecimiento de brochetas.—Pensé que me invitarías a una comida más elaborada.—Te quedarás harto de los manj

  • Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró   Capítulo 508

    Nicolás hizo una breve pausa antes de responder con calma:—Se pone así cuando las cosas no salen como espera. Te acostumbrarás.—¿Pero qué le pasó?Él evitó la pregunta y, en cambio, cerró el archivo que tenía frente a sí.—¿Tienes algún asunto que decirme?Solo entonces Celia recordó el motivo de su visita.—Acabo de revisar el proyecto del tratamiento dirigido para el Alzheimer. Quería saber, si usamos fármacos existentes para acelerar el desarrollo y reducir costos, ¿crees que eso afectará la intervención?Nicolás entrelazó los dedos y la miró.—Si podemos garantizar la estabilidad y eficacia del fármaco, este enfoque también puede ser un avance.—Pero el riesgo es muy alto, ¿no? Después de todo, si utilizamos fármacos existentes, también implica muchas variables.La voz de Celia revelaba su preocupación. Él asintió levemente.—Ciertamente, hay riesgos. Pero la ciencia misma avanza mediante pruebas y errores. Si no lo intentamos, no sabremos el resultado.Celia se quedó un momento

  • Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró   Capítulo 507

    Celia creía que todos ya estarían dormidos, así que subió las escaleras sigilosamente. De pronto, la luz del pasillo se encendió, lo que la sobresaltó. Al volver la cabeza, se encontró con Ben, recostado contra el marco de la puerta, viéndola con los brazos cruzados.—¿Acabas de llegar?—Ah, sí… ¿Todavía no duermes?—Justo me iba a acostar cuando escuché ruido. Pensé que algún ladronzuelo se había metido —respondió él, con una media sonrisa.La expresión de Celia se tornó algo incómoda.—Hoy fui al laboratorio del doctor Gómez. Cenamos tarde y… por eso me retrasé un poco.Ben se encogió de hombros.—¿Y cómo está todo por allá?—Bien. Colaboran con Instituto de Investigación de Ciencias Médicas. Tienen laboratorio y personal listos, no hay que gastar en contratar a nadie.Él guardó silencio unos segundos y finalmente solo soltó un suspiro.—Me alegro de que estés satisfecha.Celia se dirigió hacia su habitación, pero tras unos pasos se detuvo y volvió la vista.—Ben, también acuéstate p

  • Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró   Capítulo 506

    Celia permaneció quieta, sin atreverse a mirar atrás. La máscara de César estaba a solo un suspiro de distancia; con solo inclinarse un poco más, sus labios podrían rozar los suyos. No sabía cuánto tiempo había transcurrido en esa postura. Finalmente, dudó y susurró:—¿Se ha ido?La mirada de César se fijó en esos labios rojos entreabiertos. Pero, al final, su impulso cedió bajo su control.—Sí —contestó con un murmullo.Celia entró rápidamente en el ascensor. César echó una última mirada al pasillo antes de seguirla. Solo cuando las puertas metálicas del ascensor se cerraron por completo, Domingo apareció de entre las sombras, hablando por celular.—Definitivamente tienen algo especial. Se veían… bastante íntimos.Del otro lado de la línea estaba Águila. Al escuchar eso, dejó a un lado su copa de vino. Tras darle algunas instrucciones, colgó la llamada. En sus ojos se veía un brillo lleno de frialdad.—Celia no es una mujer simple. ¡Ya se enredó con ese señor Mendoza en tan poco tiemp

  • Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró   Capítulo 505

    Celia miró a las personas a su alrededor y quedó pensativa. No tenía experiencia tratando con hombres de negocios. Respecto a las dificultades de Enzo y Ben… antes creía que, si su experimento tenía éxito, quizás habría una oportunidad de cambio.Pero estos días, ella había visto con claridad que su propia situación era precaria. La indiferencia y las maquinaciones de la familia no le darían suficiente tiempo hasta que ella encontrara una salida. Incluso su propio valor se había convertido en un solo vínculo entre Ferlín, Miguel y "el señor Zeus Mendoza". Con cualquier hombre que les fuera beneficioso, ella sería sin duda el sacrificio… ¿Podría seguir dependiendo de su padre y de su hermano en ese momento? Pensando, Celia tomó aire para calmar la agitación en su interior.—¿Por qué me dices todo eso?—Porque ahora soy Zeus Mendoza. Y espero que tengas medios para protegerte —respondió César sinceramente—. Especialmente ante ellos, los hombres de negocios, no debes mostrarles debilidad

More Chapters
Explore and read good novels for free
Free access to a vast number of good novels on GoodNovel app. Download the books you like and read anywhere & anytime.
Read books for free on the app
SCAN CODE TO READ ON APP
DMCA.com Protection Status