—Ricardo nos dijo que ese tipo importante del que hablaba Héctor era Gabriel, que Regina ya se comprometió con él y que anoche tu familia y los Solís cenaron juntos para discutir los detalles de la boda…—¡No puede ser!Maximiliano lo interrumpió con una voz cortante.—Es en serio. La mamá y la hermana de Ricardo los vieron anoche en el Hotel del Prado. Si no me crees, ve y pregúntales a tus papás, seguro ellos saben. La noticia ya está corriendo por todos lados. Lisa le preguntó a Regina y ella no lo negó…—¡Cállate!Gritó él, perdiendo el control.El amigo al que sujetaba palideció del susto y se calló.Los demás los miraban sin entender nada.Maximiliano lo soltó de un empujón y se marchó a pasos agigantados con una expresión terrible.***En la residencia de los Valderrama, la noticia de la cena entre las dos familias se había esparcido como pólvora. Desde temprano, Alicia había recibido varias llamadas de felicitación.Detestaba profundamente a esa gente aduladora, pero al pertene
La televisión de la sala estaba encendida a todo volumen, inundando el espacio con un ambiente festivo.Estaban sentados uno junto al otro, como una pareja de esposos cariñosos disfrutando de un programa de televisión.Pero Regina seguía cabizbaja y tensa. Su mano estaba prisionera en la suya, y toda su atención se concentraba en el contacto forzado.Gabriel estaba recostado en el sofá, con la mirada oscura y fija en la pantalla, aparentemente absorto. Solo el movimiento de su nuez de Adán al tragar y uno que otro suspiro, casi inaudible, delataban algo más.Era una imagen de sensualidad contenida.Al escuchar esos sonidos, las mejillas de Regina ardieron con más fuerza.No supo cuánto tiempo pasó, pero le pareció una eternidad. Cuando todo terminó, incapaz de mirarlo a los ojos, se limpió las manos de cualquier manera y corrió a su habitación, cerrando la puerta tras de sí.Una vez en el baño, se frotó las manos con jabón hasta dejárselas rojas, pero aun así no podía asimilar lo que a
Pero él ya había abierto los ojos.«¿No estaba dormido?»Regina bajó del carro detrás de él. Entraron juntos al elevador sin decir una sola palabra. Apenas unas horas antes, durante la cena en el hotel, ella había sentido que se convertirían en las personas más cercanas del mundo, pero ahora sentía que habían retrocedido al punto de antes de casarse, notándolo de nuevo un poco distante.Se sintió un poco decepcionada.Al entrar al departamento, Gabriel se fue a su habitación, y ella se dirigió a la suya para bañarse y descansar.La noche transcurrió en una mezcla de nerviosismo y ansiedad.Así que eso era todo, ya había conocido a sus suegros.La sola idea de tener que planear una boda la abrumaba.Después de secarse el pelo, se saltó incluso su rutina de cuidado de la piel. Corrió las cortinas, lista para meterse en la cama, pero notó que la luz de afuera seguía encendida, así que se levantó para apagarla.Abrió la puerta de su cuarto y vio a Gabriel sentado en el sofá de la sala. Ten
Las dos familias siempre se habían llevado bien, así que unirlas por matrimonio solo las acercó más y les dio un sinfín de temas de conversación. La cena se prolongó hasta casi las diez de la noche, momento en que ambos matrimonios decidieron que era hora de irse.Gabriel había tomado un poco y no podía manejar. Silvia se ofreció a que el chofer los llevara, pero su hijo se negó.—Le pedí a Alan que viniera por nosotros.Alan era el asistente de su hijo.Silvia asintió.—¿Nos vamos yendo, entonces?Alicia le dio un par de recomendaciones a su hija y le pidió a su propio chofer que acercara el carro a la entrada del hotel.En ese momento, Silvia llevó a Alicia a un lado y le preguntó en voz baja:—¿Le avisamos a… bueno… ya sabes?Se refería a Arturo, el padre de Regina. Alicia prefería no tener ningún trato con él, pero seguía vivo y era el padre biológico de Regi.—Le voy a llamar mañana.Silvia asintió, satisfecha.—Ustedes criaron a Regi. Para nosotros, los Solís, ustedes son nuestra
—Vamos adentro.***Al sentarse, Regina quiso ponerse aparte de Gabriel, pero Alicia la jaló del brazo y la guio hacia el centro de la mesa. Silvia también le pidió a su hijo que se sentara en medio, para que quedaran juntos.Alicia y Silvia se sentaron a su lado.Era la primera vez que conocía formalmente a los padres.Aunque Regina ya tenía una relación cercana con la señora Solís, hoy todo se sentía diferente. Estaba muy nerviosa e inquieta; aunque sabía que a Silvia le caía bien, aún tenía que ganarse al padre de Gabriel.Ya hacía muchos años que no lo veía, pero su cara no había cambiado mucho respecto a como lo recordaba. De hecho, comparado con el señor Valderrama, el padre de Gabriel se veía incluso más joven.—Regi, mi niña, me enteré de lo tuyo con Gabriel apenas, así que no tuve mucho tiempo para prepararte algo. Pero esto era de la abuela de Gabriel, y ella me lo dio a mí. Ahora, yo te lo doy a ti.Silvia sacó una caja cuadrada de sándalo con un aire antiguo. Al abrirla, re
Aunque la señora Luna ya se imaginaba lo que pasaba, no quería creerlo. Aun así, se atrevió a preguntar.—Y ustedes, ¿qué hacen aquí...?—Ah, pues mira, es que Gabriel y Regi ya llevan un buen rato juntos, así que nuestras familias vinieron a reunirse para empezar a planear la boda. Cuando tengamos la fecha, les haremos llegar la invitación para que vengan a celebrar con nosotros —respondió Silvia Torres con una sonrisa de oreja a oreja.A la señora Luna se le siguió transformando la cara.—Pero si apenas el mes pasado nos pediste que lleváramos a nuestras hijas para que tu hijo las conociera...Silvia puso cara de no saber nada.—Es que yo no sabía que andaba con Regi. Ella me dijo que su novio era doctor, ¡pero jamás se me ocurrió que fuera mi hijo!La señora Luna recordó que Regina había mencionado que su novio era médico. Todas habían dado por hecho que se trataba de alguien sin familia ni conexiones. Quién iba a pensar que se las había ingeniado tan bien como para terminar con Gab