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Capítulo 2

Author: Grace Heal
Pasaron semanas hasta que el Consejo de Hombres Lobo descubrió que mi firma era incorrecta y devolvió el documento. Intenté recordar qué deseos podría haber tenido Noah. Después de su muerte, encontré su diario.

Noah escribió que se arrepentía de tres cosas. La primera era haberme elegido como su Luna; la segunda, no haberse rebelado contra los arreglos de sus padres; y la tercera, no haber salvado la vida de Harper.

Su primer deseo ya se había cumplido. Jamás sería su Luna.

Noah ya me esperaba. Extendió la mano para tomar el documento que yo sostenía. Sin embargo, sonreí y guardé los papeles en mi bolso.

—Ya que te da igual este vínculo de pareja, mejor guardo yo los papeles.

—Charlotte, no empieces con tus juegos. Nuestro vínculo es un simple contrato, nada más.

Asentí. Noah se rascó la cabeza, confundido.

—¿Por qué estás tan rara hoy? ¿Qué te tiene tan contenta?

Pensé que, de hecho, sí había motivos para estar feliz. Una de mis tres misiones estaba completa.

—Nada.

Noah se dio la vuelta para irse. Lo seguí. En ese momento, una pareja pasó caminando a nuestro lado.

—Dicen que hoy habrá una lluvia de meteoros única en el siglo —comentaban—. La energía será fuertísima. Las parejas que la vean juntas serán felices para siempre.

Al escuchar eso, recordé este mismo día en el pasado. Había visto en las noticias que se acercaba una lluvia de estrellas. Le dije:

—Vamos a ver la lluvia de meteoros juntos en cuanto firmemos todos los papeles.

Noah se burló de mí en aquel entonces.

—Solo seremos compañeros en papel. ¿Crees que ver unas estrellitas nos hará reales? No seas ingenua.

Esta vez, no le pediría nada similar. Pero, para mi sorpresa, Noah escuchó la conversación de la pareja.

—¿Una lluvia de meteoros? ¿Quieres verla?

No esperaba que él sacara el tema. Lo rechacé.

—Tenemos una villa en la Montaña Blackmore, es el lugar perfecto para verla.

Continuó hablando, con su tono habitual.

—Pero no esperes que tenga tiempo para irnos de luna de miel ni para organizarte una gran ceremonia de emparejamiento. Eso ya deberías saberlo.

Tenía que admitirlo, Noah había sido un buen Alfa y un hombre lobo de buen corazón. Arriesgó su vida para salvarme tres veces. La primera vez fue cuando tenía dieciocho años.

Me estaban asaltando en un callejón. Unos hombres lobo me quitaron el bolso y me inmovilizaron en el suelo. Tenían intenciones mucho peores.

Noah apareció para salvarme. Agarró la daga del ladrón con la mano derecha, y la herida fue tan grave que, desde entonces, tuvo que volverse zurdo. A Noah le encantaba tocar el piano, pero después de eso, jamás pudo volver a hacerlo.

La segunda vez fue durante un terremoto. Noah y yo quedamos atrapados entre las ruinas. Noah me dio toda la comida y el agua que quedaba. Dijo que tenía más provisiones, pero mentía.

Casi muere esa vez. Por suerte, el equipo de rescate llegó a tiempo. Noah estuvo en coma en la sala de curación durante una semana.

La tercera vez. Acababa de decirme que deseaba que fuera yo quien muriera, y no su Harper. Así que cuando un camión se precipitó hacia mí, ni siquiera intenté esquivarlo.

Noah se teletransportó y me empujó lejos del peligro. Los fragmentos del parabrisas del camión se le clavaron en la nuca. Yo solo sufrí rasguños menores.

Esa tercera vez le costó la vida. Realmente estaba en deuda con él.

—¿Entonces qué? ¿Quieres ir a ver la lluvia de meteoros o no?

Salí de mis pensamientos y le sonreí.

—Claro. Vamos esta noche.

Noah sacó las llaves del auto cuando sonó su teléfono. Escuché la voz de Harper al otro lado.

—Noah, me lastimé la mano. Te necesito.

Noah colgó el teléfono y me miró.

—Tengo que arreglar algo —dijo—. Paso por ti más tarde para la lluvia de meteoros.

Se alejó en el auto sin mirar atrás. Noah nunca supo por qué sus padres me querían más a mí que a Harper.

Ella insistió en mudarse de la casa de Noah en cuanto cumplimos dieciocho años. Durante un tiempo, ni siquiera tuvo contacto con ninguno de nosotros, pero a Noah siempre le había gustado ella.

Ese día, sus padres quisieron hablar conmigo sobre Harper y Noah. Dijeron que si Noah amaba tanto a Harper, los dejarían estar juntos y me buscarían otro compañero a mí.

Entonces, vimos a Harper besando a un Alfa de cincuenta años de otra manada en el centro comercial. Los padres de Noah contrataron detectives y descubrieron que Harper era una cazafortunas. Había estado saltando entre Alfas y hombres lobo ricos desde que se fue.
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