Capítulo 10: Estás perdiendo la concentración

Punto de vista de Vika

A pesar de las advertencias de Henry, ya sabía que iba a escabullirme e ir al campo de entrenamiento.

Lo había pensado mucho. Aunque existía la posibilidad de que Asher hubiera cambiado de opinión y no hubiera aparecido, tenía que irme.

Mi corazón latía con fuerza en mi pecho con cada paso hacia el campo de entrenamiento. Seguí diciéndome a mí mismo que no debía tener esperanzas de que Asher apareciera.

Cuando lo vi parado allí, mi corazón latió aún más rápido, galopando como un caballo en mi pecho. Sentí que todo mi cuerpo se calentaba con solo verlo.

Riendo como una colegiala vertiginosa, aceleré el paso. Quería estar más cerca de él y ese deseo me impulsó a seguir adelante.

"Príncipe regente Asher", dije, inclinándome levemente cuando estuve lo suficientemente cerca para hablar con él. Asher me levantó una ceja.

"Hubiera sido más feliz si me hubieras llamado Asher cada vez que me conocías. O bebé o cariño, si no te importa". La sonrisa malvada en su rostro realmente hizo desaparecer mi mal humor.

"¿Por qué? Eres el Príncipe Regente", respondí. Era su título y yo todavía era una criada, aunque no había nadie más allí.

"Somos compañeros predestinados... No hay brecha de estatus entre compañeros. Simplemente aléjate de todo estatus o identidad", dijo Asher, tomando mis manos entre las suyas. "Al menos, mientras estemos juntos y solos". Me hizo un puchero juguetón.

Me reí. "Está bien, Asher."

"Nunca me canso de escucharte decir mi nombre." Asher me sonrió.

"Entonces quieres aprender a pelear, ¿verdad?" preguntó, dejando caer mis manos.

"Sí. Siento que me he enseñado todo lo que puedo. Si no recibo algún tipo de instrucción, nunca mejoraré", confesé.

"Entonces has elegido un buen maestro", dijo Asher, señalándose a sí mismo.

No pude evitar reírme, mis mejillas ardían ligeramente. Intenté recomponerme rápidamente. Asher me estaba entrenando para luchar. Se suponía que esto iba a ser serio.

"Toma tu postura de lucha", me dijo Asher, ignorando mi ataque de risa.

Tragué, enderezando mis rasgos y poniéndome serio. Levanté los brazos y cuadré las caderas.

Asher me rodeó, como lo había hecho la noche anterior, evaluando mi posición. La última vez, había ofrecido algunos consejos. Esta vez, sus ojos eran mucho más observadores.

Mi mirada siguió la suya. Me preguntaba qué estaba pensando.

Asher se acercó a mí. Estaba tan cerca que podía sentir su aliento en mi nuca y el calor de su cuerpo. Todo mi cuerpo se tensó mientras estábamos juntos de esa manera.

Agarró mis caderas. Chillé e instintivamente traté de alejarme. Asher se rió entre dientes pero mantuvo su agarre sobre mí.

"No voy a hacerte daño", aseguró. "Sólo voy a hacer algunos ajustes".

Me relajé en su agarre. Usó su pie para separar mis pies ligeramente y luego apuntó mis pies hacia arriba. Giró ligeramente mis caderas para que su ángulo con mi cuerpo fuera un poco diferente.

Mi piel zumbó ante su toque, mi corazón latía erráticamente. Cuando exhalé, el aliento se estremeció contra mis labios.

Asher se alejó y caminó para examinar cómo sostenía mis brazos. Puso sus manos alrededor de uno de mis puños.

"No aprietes los dedos con tanta fuerza", me dijo. Aflojé un poco ambas manos.

Los dedos de Asher se demoraron alrededor de los míos. Mi cara se calentó de nuevo. Miré hacia abajo rápidamente cuando sus ojos se encontraron con los míos. Por mucho que quisiera mirarlo directamente, me habían enseñado a nunca mirar a la realeza a los ojos desde que trabajaba para el castillo. Ya me había acostumbrado.

Suspirando, Asher se alejó de mí. Levanté la vista y vi la consternación en sus ojos.

"Somos compañeros, Vika", dijo en voz baja. "Eso significa que somos inseparables. No tienes que tratarme tan formalmente. Por favor. Sólo trátame como a tu pareja".

Me entregué completamente a él.

"Está bien, pero puede que me lleve un tiempo corregir este mal hábito". Levanté mis ojos hacia los suyos y me permití un breve momento de contacto visual lo suficiente para obtener una sonrisa de Asher.

Luego, me resultó difícil superar mis años de entrenamiento y educación en comparación con los pequeños hábitos que había desarrollado durante el mes.

Asher levantó las manos a ambos lados de la cabeza, con las palmas abiertas.

"Muy bien, quiero que me golpees las palmas", dijo. "Alterna golpes con la mano izquierda y derecha y ve a donde van".

Asenti. Comencé con mi mano derecha, lanzando un puñetazo en su palma. Asher asintió y luego fui con mi mano izquierda.

No me estaba bloqueando ni nada, solo miraba mi forma.

"Utiliza todo tu cuerpo para aplicar la fuerza detrás de cada golpe, girando el torso a la altura de las caderas para impulsar el brazo hacia adelante. Si confías únicamente en la fuerza del brazo, te cansarás demasiado rápido", me dijo.

Asentí de nuevo y comencé a mover todo mi cuerpo con cada golpe. Fue sorprendente lo diferente que se sintió el impacto y cómo mis brazos apenas se cansaron.

Asher comenzó a mover sus palmas y yo tuve que ajustar cada estocada para seguir golpeando a mi objetivo. Él me sonrió.

"Lo estás haciendo muy bien", dijo.

No estaba preparado para que él diera un paso adelante. Me quitó completamente el ritmo. Intenté dar un paso atrás para poder golpearlo con la fuerza adecuada, pero mi atención se había centrado en mis manos, no en mis pies.

Casi tropecé hacia atrás, pero Asher me agarró del brazo y me estabilizó.

"Me engañaste", argumenté mientras recuperaba el equilibrio. Asher se encogió de hombros.

"Tienes que aprender a mover los pies. Por cierto, el engaño también es una técnica utilizada en la pelea". Era un entrenador responsable, ¿no?

Puse los ojos en blanco y volví a mi postura de lucha.

"Está bien, vámonos de nuevo." Asher sonrió y asintió, levantando las manos para volver a darme objetivos.

Esta vez, cuando empezó a moverse, yo estaba lista. Pude ajustar mi equilibrio para seguirle el ritmo.

Todo lo que me estaba enseñando esta noche era sobre pelear y ser ofensivo. No hubo bloqueo ni evasión ni las habilidades utilizadas como forma de lobo.

No pude evitar que mi mente divagara un poco mientras entrenaba. De vez en cuando, nuestros cuerpos se rozaban y me quedaba sin aliento. Quizás Asher lo estaba haciendo a propósito como una forma de poner a prueba mi capacidad de concentración.

Cada vez que se acercaba, me distraía. Por más cerca que quisiera estar de él, no pude evitar recordar que estaba comprometido con la princesa Devi. Aunque éramos compañeros, su compromiso seguía siendo un obstáculo.

"Estás perdiendo la concentración", me recordó Asher.

Dejé caer los brazos, saliendo de mis pensamientos. "Tal vez necesito un descanso", dije, sin expresarle mis verdaderas preocupaciones. Podría parecer que lo obligué a lidiar con eso si lo hiciera.

"Un breve descanso", dijo asintiendo.

"Está bien", dije, estirando los brazos. Estaba feliz de que mis músculos no estuvieran cansados ni doloridos, tal como dijo Asher.

Agarró mis muñecas y me acercó a él. Casi tropecé con mis propios pies otra vez cuando caí contra su pecho.

"Se me ocurren algunas cosas para mantenernos ocupados durante el descanso", murmuró Asher.

"Dijiste que era sólo un breve descanso", le recordé, sin tender a dejar su abrazo.

Asher se rió entre dientes y se encogió de hombros.

"Tal vez podamos alargarlo un poco más", dijo.

Sonreí mientras él se inclinaba y me besaba. El agarre de Asher en mis muñecas se relajó. Me acerqué un poco más a él y le rodeé el cuello con mis brazos.

Una gran parte de mí temía que alguien nos viera, pero cerré los ojos, excluyendo todo excepto cómo se sentía su cuerpo contra el mío y lo cálidos que eran sus labios.